Soy culpable,
he matado la terca
obediencia de los domesticados,a los dioses de barro,
el sopor cómplice de los que mueren callados.
He matado la culpa por tener ovarios.
He matado a los cínicos,
a los que son alguaciles sin uniforme
y sin salario.
He matado la costumbre de mirar pa abajo y de lado.
He matado las noches vigilantes,las tormentas dentro de mis huesos,
la pobreza de sentir soledad
en cada sentimiento.
He matado a la mujer que me golpeaba,
a la niña que, traviesa, metía el dedo en la llaga,a la anciana que reventaba la magia.
Soy culpable de haber matado
la impotencia,
el arraigo al sufrimiento,la melancólica existencia de los vencidos.
Soy culpable de querer vivir junto a los otros
en esta suerte de vital victoria
que es saberse libre
a pesar de las derrotas.
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