Viñeta de Kalvellido
Yo me pregunto qué cojones dirán los representantes sindicalìsimos de la confiscación de comida.
¿Guardarán silencio atrincherados bajo el sobaco del reino, balbucearán incomprensibles argumentos, despreciarán a los que se apropiaron de carros para llenarlos de dignidad y de garbanzos o tratarán por todos los medios de inventarse un golpe de efecto que evite la espantà que se les avecina?.
Porque esto no ha hecho más que empezar, la llama está prendida, el hambre acosa y la barbarie es rutina.
Entonces ¿qué pensarán hacer, decir, proyectar?, ¿cómo harán pa mantener a la gente quieta como hasta ahora si a la vista de todos está que es posible fijar la mirada en la desobediencia y darles la espalda?
Se ha abierto una brecha por donde se cuela la idea de que aún es posible.
La resignación es pa los que levantan el puño a medias, pa los que tienden sus manos flojas, pa los que visten de pana o traje según convenga, pa los cómplices, pa los que tienen conciencias que naufragan.
Pa los demás está la miseria puerta a puerta y la urgencia de confiscar riqueza a quienes nos diezman.
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