Viñeta de Kalvellido
No nos tienen miedo, por eso diezman nuestra paupérrima riqueza.
Los dolores discurren inteligentes cada uno por su lado, como si el empobrecimiento fuera un empleo para el que todos postulamos.
Y mientras se reparten nuestros míseros salarios, se reúnen para brindar por lo bien que va el desfalco y nos enseñan las copas vacías pa que las llenemos, aunque sea con coágulos.
Si nos tuvieran miedo, algo, nada más que un poco temerían algún castigo, alguna pedrada, quizá un juicio, quizá la cárcel, quizá el destierro pero se exhiben risueños, impúdicos, abrigados por la impunidad que alimenta este siglo.
Pero, ¿Quiénes son los que deberían temblar al ver que somos tantos?
¿Quiénes son los que desconocen el amor, la empatía, la ternura?, ¿los que se desentienden del harapo y del desahucio? ¿Los que celebran el rastro de horror que van dejando?
¿De qué carne están hechos que ni siquiera se estremecen al escuchar los gritos limpios?
¿Quiénes son los que nos obligan a pagar a escote sus timos y ni disimulan ni esconden sus delirios?
Está claro, sabemos sus nombres, sabemos que el terror lo fabrican desde dentro, desde sus paraísos obscenos, sabemos que no van a temernos si no aullamos todos como un hombre solo, como una mujer sola que pone en riesgo su vida para evitar una existencia donde la humanidad se postra y claudica.
Sólo así, inmensos, dignos, erguidos como un sólo mundo, escribiremos la última palabra y pondremos a cada cual en su sitio.
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