lunes, 25 de julio de 2011
Como arena entre los dedos
Viñeta de Kalvellido
Es como si no quisiéramos darnos cuenta de que la humanidad se escapa como arena entre los dedos.
Pensamos que algún día cambiará nuestra suerte, quizá mañana, quizá.
Y en ese “quizá” amargo, de alguna manera abrimos la puerta a un futuro realmente bestia.
Es un crimen perfecto, no deja huellas.
Acomodados en esta realidad, escuchando permanentemente este diáfano estribillo de violencia, sobrevivimos pese a todo.
Oímos bombardeos como si fueran salmos.
Como si fueran rezos, escuchamos los nombres de los muertos.
Y esta sacralizada visión de la muerte impune, injusta, en manada nos deja casi impotentes para orear tantas heridas.
Por eso, hoy más que nunca es un desafío poner en claro la vida, apostar por el aullido, negarnos a morir en los otros, en los millones de otros que también somos nosotros.
Bajar de la cruz el corazón inmenso y devastado del mundo.
Y resistir cantando hasta morirnos.
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