domingo, 10 de julio de 2011

Caen los cuerpos


Viñeta de Kalvellido

Se mueren, si, sin un trozo de pan en la boca, sin apenas unas gotas de agua, caen los cuerpos, caen.
Caen como piedras, vacíos de vida y nuestras existencias aletargadas se acostumbran a las cifras.
Las hambrunas no firmaron nunca un armisticio.
Y no somos capaces de imponer esta verdad para que no se repita.
Poco somos, apenas nada, si millones de seres no cantan.
Poco somos, nada, si los pueblos están hambrientos en el filo de la espada.
Poco, nada, si el hambre es una costumbre, si largas filas de cadáveres se amontonan en la amnesia, si nada importan esos partos, si gota a gota se derrama nuestra derrota sobre la piel reseca, sobre las moscas, sobre los ojos hundidos, sobre los vientres inflamados, sobre el cansancio de estar vivos.
Poco somos, nada, si no destronamos a los asesinos que a golpe de decreto, de estrategia, de saqueo, de ganancias, exterminan robando los ríos, el oro, las semillas.
Poco somos, nada, si no trabajamos por esta y otras victorias.
Para que puedan empuñar el arado y no quedarse con las sobras.
Para que un ejército de harapos pueda levantarse en armas porque ya está bien de tanta muerte sin remedio, de tanto empeño en la sepultura, ya está bien de convertir países en cadalsos.
Ya está bien, joder, de tanta dentadura negra, de tanto pie descalzo, de tantos ojos llenos de sal, de tanto silencio que camina por abajo, ya está bien, de tanto criminal con la mesa servida mientras la humanidad entera se cae a pedazos, rendida.

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