miércoles, 12 de mayo de 2010

Carta al poeta Juan Gelman, amigo de Garzòn

Viñeta de Kalvellido

Estimado poeta:
Cuando usted recibió el premio Cervantes, dijo:” hay que tener ojos
en la nuca”; claro, pero también hay que tenerlos en la cara y poder
ver con ellos tanta infamia.
En su artículo “No se entiende”, retrata al juez Garzón como un
hombre bueno, un justiciero incomprendido, un señor con corazón que
se conmueve ante todas las injusticias del mundo.
Su juez, su salvador, ese buen tipo que usted describe hasta casi
conseguir convencernos, ha impulsado casos contra medios de
comunicación, asociaciones populares, partidos políticos, defensores
de derechos humanos, ha dictado ordenes de incomunicación contra
independentistas, anticapitalistas, etc., días eternos en los que son
torturados los detenidos con absoluta impunidad y su amado, admirado,
idolatrado Garzón es el creador de esta disculpa criminal del “todo
es eta, todo es terrorismo”
Usted ignora estos pequeños traspiés, estos deslices sin importancia
que el juez da en su carrera heroica y solitaria por una justicia universal.
Usted dijo también: “Ahí está la poesía: de pie contra la muerte”.
¿En contra de qué muerte se posiciona usted y, como consecuencia, su
poesía?, ¿de las muertes de un lado, y no de las del otro?, ¿de la
justicia para unos cuantos, no para todos?, ¿del rechazo a la tortura
de unos pocos, contados con los dedos de la mano?
Con verdades a medias solo se firman actas de defunción.
¿Qué le ocurre, poeta?
¿De verdad no se ha dado cuenta de que con sus letras legitima la
perpetuidad de estas prácticas, de esta justicia rota, amnésica,
depredadora?
Me avergüenzo de sus palabras, de su mirada parcial, de la fragilidad
de sus argumentos. Me avergüenzo porque maquillando el horror, ha
elevado muros que aíslan sus letras de las víctimas. Las heridas aquí
y ahora mismo, aún cicatrizan.
¿Qué le ha ocurrido, poeta?
¿Por qué silba y calla?, ¿por qué lame a la bestia?, ¿a dónde irá su
poesía, ya de luto?, ¿a dónde irán sus palabras, ya tan tuertas?.
Díganos poeta, ¿Cuándo sucedió su derrota?, ¿cuándo permitió las
dentelladas? ¿Es que no son para usted nada los gritos de los
torturados de mi tierra?
Usted y tantos como usted con su voz de piedra, defendiendo personas
con historias negras.
Usted, y tantos como usted, poniéndose de acuerdo para ensalzar al
lobo con piel de oveja.
¿Qué ha ocurrido, poeta?, ¿por qué bosteza?

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