domingo, 22 de septiembre de 2019

Ellos son "nosotros"



La huida por la carretera de Málaga a Almería no es un hecho que sea urgente recordar sólo por el trágico destino que tuvieron miles de seres humanos en la guerra de España cuando el fascismo se adueñó de nuestra tierra.
Esta masacre debería ser el punto de partida para posicionarse contra la barbarie. Contra todas las barbaries que van dejando a la Humanidad en carne viva.
Hoy día millones de desplazados por las bombas, por el clima, por el terror recorren los continentes y atraviesan los mares escapando de guerras imperiales, de guerras económicas y culturales donde la vida pierde su valor sagrado y apenas es posible pensar en un porvenir de paz y de trigo.
Como en aquel febrero de1937 otros seres humanos caminan entre multitudes, esquivan el disparo de quienes empuñan poderosos el fusil o mueren a la vista de todos en océanos convertidos en cadalsos de salitre.  
El neofascismo peldaño a peldaño escala posiciones y se atrinchera con su ideología criminal en lo cotidiano.
No importan esas víctimas, no valen, no cuentan, son sólo cifras incómodas,
cadáveres oscuros sobre arena, puñados de mártires sin fe que se amontonan al otro lado de las vallas, de los muros, de fronteras cerradas a cal y canto.
Ellos desafían con su presencia el peor crimen de nuestro tiempo.
Y como en la guerra de España, ante este genocidio, nos mantenemos neutrales, quietos, indiferentes.
Somos prisioneros de unas democracias que ceden el paso a quienes desean un mundo de esclavos y de parias, de gente condenada a morir desde la infancia, de pueblos desnutridos y de selvas yermas.
Pero tenemos en la memoria la historia de los vencidos, de todos aquellos que arriesgando sus vidas salieron a luchar contra el fascismo, de todos aquellos que, con la pluma, con el cuerpo o con ambos se pusieron en pie para defender al pueblo que moría en los paredones, en las chimeneas, arrojados desde aviones, o masacrados en las plazas.
Su ejemplo, su coraje, su dignidad debe servirnos de brújula para ayudarnos a llegar hasta ese otro “pueblo” diezmado que va dejando sus nombres en caminos y ríos, perseguidos por el miedo y por el hambre.  
Como en la carretera Málaga -Almería, en febrero de 1937, hoy, septiembre de 2019, el Pueblo también huye.
Nos necesita. Ellos somos “nosotros”, es hora de ponerse en marcha.
Es la hora de levantar el puño y la ira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario