Quiero que llegue el domingo pa sentirme en paz.
No porque quiera comulgar ni nada de eso. No.
Cuento los días que quedan porque estoy hasta los ovarios de
Vistalegre 2.
Harta de verlos hasta en la sopa, de escucharlos agarrados a
cualquier micrófono con voces impostadas, hasta los mismísimos de sus
trifulcas, de sus riñas adolescentes, de sus labios casi cerrados, de su andar
imitando a los cangrejos, de sus poses atractivas, de sus paseos por la
alfombra roja.
Estoy harta de verlos fragmentados, dolidos, irritados,
pedantes.
Cansada de su estética y de su ética.
No sé si el mundo terminará después de Vistalegre, es
posible y no me importa.
A mi lo que en verdad me importa es que las calles están vacías
mientras deberían estar llenas de rabia, que mientras están entretenidos con
este juguete nuevo los ancianos mueren, es decir, mueren, no de
viejos solamente, también de frío y no es por mala suerte.
Mientras cortan el tronco con el que graban el video amoroso
aumentan los presos políticos.
Mientras piden perdón a los obispos la iglesia impone y mangonea,
mangonea e impone.
Estoy harta de sus broncas publicitadas a los cuatro
vientos.
Señores y señoras ilustrados, bien formados, hermosos y
hermosas jóvenes de impecables biografías, tanto circo cansa.
Nuestra vida va en serio. ¿nadie se lo ha dicho?
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