Viñeta de Kalvellido
Cercenan la vida.
Estos hijos de la grandísima apuestan por el despotismo, sin vaselina, sin edulcorantes, a sangre fría.
Día tras día.
Brutos, caciques, alcahuetes de turno, gente con pezuñas elegidos en las urnas nos hacen pagar a escote las pérdidas de su codicia.
Nos convierten en parias sin más ni más, porque les da la gana.
Y porque les da la gana profetizan un mundo nuevo, bueno sólo para quienes robaron nuestro dinero.
No es hora de apelar a la cordura, el imperio de los déspotas crece y crecen también las crucifixiones.
Desde su torre de marfil incrustan miedo, derrotismo e impotencia en cada tuétano.
Pa que estemos quietos.
Pa que no desabrochemos la rabia que aúlla y mata a quien nos condena a una vida de limosna y gracias.
Seguirán dictando leyes, no pararán si no les paramos, si no les decimos alto o disparo, si no les hacemos comprender que un pueblo devastado es un pueblo al que sólo le queda el sueño de empezar desde cero.
Pero sin ellos.
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