El mundo está partido en dos.
Siglos de infamia lo han ido separando.
Ellos y nosotros, los parias de la tierra.
Y van risueños con sus torpes propiedades.
Y van alegres con sus leyes moldeables.
Y van a rematar países, a expoliar, a masacrar. Con letra, con sangre, con amnesia.
Ocurre que nosotros, los de este lado, los que vivimos juntos, hambrientos, apretados, no vamos a mover la cola mientras secuestran nuestras dignidades.
Ocurre que nosotros, los de este lado, los que sufrimos el desempleo, la enfermedad, la pena, el hambre, los que acariciamos rostros sin infancias, los que vemos morir a cada rato, de plomo, de desidia, nosotros, esta mitad tan grande, tan inmensa, esta mitad que no bosteza, no vamos a ceder un solo palmo, no vamos a permitir más fosas comunes.
Nosotros, los de este lado, los que siempre estuvimos aquí, los que sentimos la sed, el cansancio, las tinieblas, nosotros, los deudores, aboliremos la pobreza para no ser nunca más esclavos.
Que no les quepa la menor duda.
Que se pongan a temblar, que esta inmensidad de hombres y de mujeres que vivimos de prestado en nuestra propia tierra decimos que el tiempo de los cálculos, de la rentabilidad, del fraude, de la codicia, ha terminado.
Es tiempo de arrancar la mala hierba.
Ojalá, pero me temo que no será fácil encontrar un herbicidad eficaz para erradicar esa mala hierba.
ResponderEliminarBesos, Silvia.