I
Pago la deuda de mi pobreza
muriendo la muerte lenta de las prisiones.
Quemo la mirada en patios sin horizontes
y acomodo mi poca vida
a un calendario
y alguna visita.
Apenas descanso,
los sueños son la nausea.
Solo cuento los días
como si pudiera asì,
con los dedos,
apresurar su paso,
como si pudiera asì
abrir la puerta
cruzar la noche
y huir,
huir
huir,
huir gritando mi libertad a las estrellas.
II
Llevo el dolor a hombros
soy la madre de un preso.
Pago su pena con mi pena,
su condena es mi condena.
Llevo el dolor a hombros
y lo escondo para que no lo vea.
Aprieto los huesos
cuando de tarde en tarde
veo sus pestañas abrasadas de tanto llorar pa dentro.
Llevo el dolor a hombros,
mi hijo, es un hombre preso,
un ladròn, quizá,
quizá un asesino a sueldo,
pero es mi hijo
y su castigo
es mayor castigo en mi cuerpo.
Llevo el dolor a hombros y nadie parece verlo.
III
No aprendió a vivir fuera de las rejas.
Fue tirando del hombre hecho pedazos
y no pudo derramar su vida màs allà de los muros.
Los recuerdos le devolvían al principio,
al dìa que murió en parte o todo
al dìa que dejó crecer la pena
como crece el musgo entre las piedras.
No aprendió a vivir màs alla de las rejas,
siglos contando los días
a la sombra de los pàjaros
hicieron de èl un ser
extraño a su humanidad
extraño a la humanidad que tan pronto castiga
como bosteza.
Poema que conmociona...hasta las visceras, poema que tranforma esa dolorosa realidad en un vivencia estética. Gracias,por el dolor y el goce que nos hace sentir vivos. amelia arellano
ResponderEliminarNi te imaginas -o quizá si- la de gente que, diciéndose progresista y afirmándose humanitaria, piensa que ciertos delitos no sólo los ha de pagar aquel que los cometió, sino tambien su familia. Aquí en Huelva, hace unos meses, a una gran mujer, a una bella persona solidaria y altruista que se ha pasado toda su vida trabajando por los demás, la masacraron los medios de (des)información y los políticos, tras una operación policial anti-ETA en la que irrumpieron en su casa y se la llevaron esposada. Su falta: acoger en su casa a familiares de los presos, dar cobijo a quién lo necesitaba. Finalmente, nada. Pero el daño ya estaba hecho y esa buena señora ya siempre será mal mirada por muchos.
ResponderEliminarUn abrazo.
OSCUROS MUROS QUE ENCIERRAN SUEÑOS ROTOS.
ResponderEliminarNO A LAS CARCELES...NO
Vivimos en una carcel de mercado y compra venta, de valor de cambio, con barrotes de estado y carceleros del FMI.
ResponderEliminarUn Abrazo