Que no, que no, que no creo a nadie.
Que los andaluces no clavan las rodillas en la tierra,que no a agachan la cabeza,
que no se encogen de hombros,
que no aceptan limosnas,
que no saben de rendiciones.
Que no, que no intenten engañarme,
que he visto a ese pueblo caminar con sus protestas,que los veo, día a día, abriéndose paso
decentes, limpios, gigantes.
Que no, que no, que no,
que yo no creo esos cantes,que su carne está deshecha,
que están rotos por el hambre.
Que no, que no, que no,
que la dignidad les aplaude,les aplauden todos
los que saben de su coraje.
Que no, que no, que no creo esos cantes,
que los andaluces avanzancon sus pies llenos de sangre.
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