La libertad de expresión, dicen, está en juego y unos lápices
dan la vuelta al mundo tras los asesinatos en París.
Pero ¿A quién pertenece esa libertad de expresión?,
¿A todos?
¿ También a los emputecidos?,
¿A los
saharauis?, ¿a los ucranianos?¿a los palestinos,
¿Qué clase del libertad de expresión
se tambalea?,
¿La de occidente que da razón a la islamofobia?,
¿La de los que
desde sus púlpitos señalan el camino de las balas?,
¿La que desde sus columnas
indican el lugar donde son bendecidos los genocidios?
¿La libertad de expresión que fabrica a los malos es la que está herida de muerte?
¿Qué es la libertad de expresión?
¿Acaso oímos todas las voces, todas, o sólo las de un lado, el
lado de los emperadores y sus cortesanos?
¿Y esas voces que son silenciadas callan porque es su deseo
callar o callan porque no pueden hablar,
porque no pueden decir, porque no nos llega su voz clara, porque les revientan
la garganta?
¿Es la libertad de expresión un privilegio?
¿Es un derecho?
¿Qué es la libertad?
¿Existe?
Unos dibujantes han sido asesinados, cruel y gratuitamente.
¿Y los millones que mueren, cruel y gratuitamente, sin un sólo
lápiz que los recuerde?
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