domingo, 28 de junio de 2015

Hamelin

Miren ustedes yo ya me siento mayor como pa creerme los cuentos.
Quizá hace años me los tragaba y después los rumiaba lentamente.
Hoy ya no.
Mienten.
Mienten y lo saben.
Mienten porque no podrán ni siquiera modificar algunas de las cosas que más nos sangran.
Pa hacerlo tendrían que ver primero la realidad de los últimos 40 años.
Deberían limpiar la casa común haciendo justicia con los asesinados,deberían poner sobre la mesa la verdad de las cunetas, las fosas comunes, los paredones.
Así se construye una democracia. Caiga quien caiga.
Pero no, pretenden que creamos que es posible hacer realidad una sociedad idílica, sin tener presente que desde los primeros días que tuvimos acceso a las urnas los verdugos siguieron con su vida como si nada, la represión fue feroz contra la clase trabajadora, los estudiantes fueron tiroteados y los culpables hasta el día de hoy, chapotean sobre la sangre.
Ustedes recogen el testigo atado y bien atado, con alguna floritura, con algún gesto, con nuevos disfraces y nuevas maneras de hablarnos.
Pero la corrupción, el saqueo, la explotación, la desmemoria están aferradas tanto o más que nuestras cadenas.
No les creo nada, ni a los jóvenes que postulan pa presidente, tan aseados y progres, tan rupturistas, tan ilustrados y elocuentes, ni a los viejos caimanes, testigos y cómplices de nuestro espanto.
Ah, eso sí, pasarán a la historia como aire fresco, como demócratas a tiempo completo, pero  insisto, ustedes, astutos y obedientes, no quieren remangarse, no quieren usar el jabón que limpia de coágulos nuestro presente, no quieren arriesgarse.
Así que no me vengan con cuentos, este desastre,  este empobrecimiento fulminante, esta represión feroz, esta orfandad de los pueblos se combate con coraje.
Coraje pa poner en claro las cuentas, coraje pa decir la verdad de tantos años de democrática injusticia.

sábado, 27 de junio de 2015

Las banderas


Ya que estos días, parece ( o al menos me lo parece a mí), que fijamos la mirada en símbolos pues tomemos la misma vara de medir pa todos.
Lo digo porque el otro día el Sánchez apareció en escena con una bandera rojigualda inmensa, de esas que dan escalofríos  por lo que representan.
Sabemos que esto lo hizo pa despejar dudas de los patriotas españoles, es decir España, una grande y ¿libre?
Sigamos con la cosa de las escenificaciones porque aún no ha terminado. 
Hoy los ayuntamientos, lugares oficiales, etc, etc, etc, andan a codazos pa ver quien de todos pone la bandera del arcoíris más grande.
 Queda bonito ser progre, integrador, o mejor, a estas alturas queda muy feo no imitar gestos, cuando hasta el emperador café con leche  la ondea en su blanquísima casa.
 LLamativo que sea tan comprensivo  y a la vez tan asesino, en fin.
Y ahora, puestos a hablar de banderas y de tolerancia y de progresismo y de revoluciones y de, y de…. Oye, que curioso que a quienes colgaron la Ikurriña en Iruña les cayeran unos meses en el talego.
Curioso  esto del progresismo español, unas les parecen decorativas otras son delito.

jueves, 25 de junio de 2015

El secuestro


Vivimos el mayor secuestro de nuestra historia.
 Cada vez somos más los cautivos y cada vez es más pequeño el zulo donde nos hacinamos.
Amontonados, sin luz y sin comida respiramos a duras penas. La mordaza nos quita la voz y el aire, los grilletes no nos dejan movernos.
Lo dramático es que somos nosotros los que elegimos a los secuestradores, les damos un salario y les renovamos el contrato cada cuatro años.
SI reparten unos mendrugos decimos que son piadosos, si nos devuelven algunas monedas, decimos que son socialistas, si nos dan trabajos precarios afirmamos que son de izquierdas y si consiguen alguna casa entonces les decimos que son revolucionarios  “radicales”.
A veces cambiamos a los carceleros, elegimos otros quizá con aire más fresco, quizá con cara de poli bueno y nos quedamos esperando que oreen nuestro cautiverio.
Pero estamos secuestrados y no podemos movernos.
Tenemos secuestrada la justicia, la palabra, las letras, la salud.
Tenemos secuestrada la memoria, el futuro, la libertad y la esperanza.
Tenemos secuestrada la conciencia porque ni siquiera nos damos cuenta de la poca humanidad que nos va quedando, de la poca dignidad que nos va quedando, de la poca ira que nos va quedando.
Y así las cosas, amontonados en este zulo enorme, seguimos creyendo  el espejismo que nuestros secuestradores nos van narrando.
Es el síndrome de Estocolmo de todo un Estado, estamos convencidos de que los mismos que nos aprisionaron  vendrán a rescatarnos.

jueves, 18 de junio de 2015

Alfon


Mientras se discute por un chiste, por unos curas, por unos quítate tú pa ponerme yo, resulta que Alfon ya está en el talego, punto y aparte.
Y antes de Alfon hubo otros tantos y después de Alfon habrá otros tantos puñados.
Y así las cosas, por un lado el alegre folclor democrático y por el otro la España más rancia golpeando con su maza a los que les molestan.
Décadas de nausea.
Décadas de fascistas travestidos.
Décadas de ilusiones amputadas a golpe de urna y de farsa.
Décadas de montajes, de tortura, de hostigamiento, de muertes sin culpables.
Décadas de mascarada, de opereta siniestra.
Décadas que son siglos donde nada cambia.
Porque ni la calle, ni la verdad, ni la justicia son nuestras.
Porque la libertad es una cadena larga que a veces ahorca pero nunca se suelta.
Y está bien eso de ir a los ayuntamientos en bicicleta, eso de bajarse los sueldos y quitarse las corbatas y cantar la internacional con el puño en alto.
Pero a mí me suena a cínico.
Son muchos los que están entre rejas mientras se sueña el sueño dulce de su democracia cadavérica.

jueves, 4 de junio de 2015

Pueblos cautivos


Yo nunca vi un muerto en ninguna orilla,
nunca los vi en las cunetas,
ni en los paredones,
ni reventados a palos por la mirada febril de los delatores.

 Los vi humeando en la memoria de los viejos,
supurando en el presente su olvido.
 Los vi porque sin  lápidas
se pueden ver los muertos por todas partes.
Se pueden ver sus huellas digitales,
sus agallas.
Se puede oír su respiración cuando todo calla.

Cuando el mundo detiene el paso
todos los muertos sin sepultura piden, su sol, su tierra,
su trozo de historia arrebatada.
Y nada puede contra esta estridencia
que pasa de mano en mano,
de garganta en garganta.
Nada puede.

Yo nunca vi un muerto,
pero los caminos nos llevan a sus cuerpos,
el futuro nos lleva al ayer,
y el ahora es de nuevo un cadalso.

 Los pueblos que  hacen punto y aparte con la infamia
serán por siempre cautivos de sus derrotas.

miércoles, 3 de junio de 2015

Elvira Parcero


10 abril 1978
Elvira Parcero, 22 años, golpeada por la polìcia hasta la muerte en una manifestaciòn.

El grosor de sus golpes reventaron tu vida.
Golpes musculados de soldados rasos,
golpes al por mayor para arruinar
el latido con el que te sostenías.

Golpes sobre tu cuerpo
ya enlutado,
golpes sobre tu futuro
ya sentenciado,
golpe tras golpe,
furia tras furia.

Y los impunes con su águila negra,
con su uniforme de lápidas,
pudriendo el futuro con su mano dura.


Golpe tras golpe, Elvira,
hasta quebrar tu calavera.
Como un bulto que les da dentera,
como una cosa rota sobre la acera,
como una mujer sin valor por tener conciencia.

La muerte, Elvira,
no blasfemó,
ni pidió permiso pa llorar contigo,
 sobre  tu cráneo hecho pedazos
se durmió sin saber quién eras.

Una tarde de abril, en Vigo.