miércoles, 30 de julio de 2014

Yo no sè

Imagen de acciòn poètica tucumana

Yo  no sé si los tiempos pasados fueron mejores,
no sé si había tantos corazones batiéndose en duelo con la vida,
aullando por pan,
por sal,
por justicia.
No sé si antes era más fácil la palabra y
tampoco sè si con ella en la garganta
el mapa que conduce a los pueblos a su soberanía
estaba lleno caricias.
No lo sé, la memoria a veces pone estas trampas,
a veces da un barniz de nostalgia,
acuna los recuerdos con canciones,
pone nombre a los hombres y mujeres comunes
y los dignifica.
Lo que si sé es que estos tiempos que vivimos
están muy lejos de lo que soñaron,
que el mundo  sólo canta elegías.
que el mundo se despierta hambriento
y masacrado.
Se despierta y duerme de nuevo su letargo.
Despierta y calla
 y duerme y calla
y muere y calla
y calla
y calla
y calla.
Yo no sé, en verdad, si los tiempos pasados fueron mejores,
quizá peores,
quizá iguales.
sólo sé que cada mañana, al despertar,
hay un montón de cadáveres,
hay un montón de banderas llenas de sangre,
hay un montón de pueblos alejándose de sus patrias.
Yo sólo sé que cada mañana
el mundo, al despertar,
odia extensamente
y ama a ratos breves.

lunes, 28 de julio de 2014

La historia no nos absolverà

Que no,
que no,
que no pienso callar,
que  son demasiadas las casas
 y son demasiadas las lágrimas
y son demasiados los niños
reventados a la vista de cualquiera.
Que no,
que no,
que no,
que matan porque su oficio es ser verdugo
en una porción de tierra que hoy es tambièn patíbulo.
Que no, joder,
que no,
que no pienso callar
esta rabia que es un tan azul,
esta rabia que es tan blanca,
esta rabia que lleva una estrella
clavada en el paladar.
Que no ,
que no,
que no pienso callar
estos tristes poemas que asoman,
estas tristes palabras,
esta humanidad tan triste
que contempla el infierno
como si fueran los muertos
figuras de piedra,
como si fueran las casas decorados de guerra,
como si fueran las lágrimas salitre de un océano cualquiera.
Que no,
que no,
que no pienso callar,
que el mundo les da espalda
y la historia no nos absolverá.

sábado, 26 de julio de 2014

La barbarie tiene un nombre


Israel es un estado asesino. Con un ejército asesino, con una población   rematadamente psicótica  que  brinda por las muertes de niños.
Israel es esto y más.
Es una fábrica de exilio, de cárcel, de terror, de exterminio.
Es una bandera tan llena de sangre, tan llena de lágrimas, tan llena de rabia, que  será  recordada  por  el dolor que derramó  sobre un pueblo al que quiso someter como a un esclavo.
Israel día a día ve como caen los cuerpos ametrallados de cientos y cientos de seres humanos y no le tiembla el pulso al apretar el gatillo.
Sabe que puede hacer lo que le venga en gana, Israel manda.
Manda su simbólica podredumbre.
Por eso, no es bastante con decir basta. No es bastante con solidarizarse con los crucificados una y otra vez.
Debemos decir que hay un estado criminal tan siniestro que mata niños.
Un estado que después de una masacre, inventa otra y otra y otra hasta cumplir su objetivo de dejar esa tierra sólo para ellos, para los hijos de Sion, para los hijos de un dios que da terror.
El tiempo corrompe más y más cadáveres.
El mundo consciente se estremece y los cómplices, los aliados, los rentistas, los mercaderes, los cínicos, los hipócritas, los indiferentes, los genuflexos, los poderosos, miran para otro lado, no les importa.
A mí, si me importa,  avergüenzan la humanidad que llevo a rastras.
Horrorizan la vida.
Odio su bandera, odio a los genocidas y odio a los que se quedan a medias, cobardes inútiles, cobardes silenciosos, por vosotros sigue esta barbarie.


domingo, 20 de julio de 2014

No es un genocidio


No existe la palabra que explique tanto horror clavado en una patria.
La muerte está presente a todas horas pero no importa. Son cadáveres que sobran.
Quieren esa tierra a pesar de su historia.
La quieren como sea, con cráneos de niños, con  cuerpos mutilados, sin pájaros, sin vida.
La quieren afeitada.
La quieren sin primaveras.
La quieren, eso es todo.
¿Cómo no odiar a los que disparan?
¿Cómo no odiar su bandera  y las banderas que la respaldan,
la demencia cómplice de los que pudiendo hablar se callan,
la indiferencia de los que no miran la sangre
que revienta y se derrama?
¿Cómo no odiar este instante tan amargo en el que se llora
y se llora
sobre cientos de sudarios blancos
mientras no muy lejos brindan cada día
por el éxito de una cacería infame
donde hombres y mujeres a medio parir
dan caza a un pueblo herido que por no poder
no puede ni proteger a sus hijos de la lluvia de plomo,
de la ira?

jueves, 10 de julio de 2014

No me llameis humana

No quiero que me llaméis humana,
llamadme piedra o viento,
llamadme agua, tierra, ciervo,
llamadme pluma, hoja, cielo,
llamadme con cualquier nombre
pero no digáis que soy humana.
No quiero ser  hermana
del que tira a matar y no tiembla,
del que firma armisticios con sangre ajena,
del que rubrica epitafios de niños
y aún defiende su pernada.
No me llaméis humana
que apenas puedo con tanta lágrima,
apenas puedo mirar los cráneos esparcidos por tanta tierra arrasada,
apenas puedo mirar de frente la vida sin sentirme avergonzada
de los corazones podridos,
de los corazones vacíos,
de los corazones de lata.
A penas hoy puedo ser algo, ser nada.
El mundo es una cuadra,
donde la inmensa mayoría
sòlo recibe golpes de gracia.

martes, 8 de julio de 2014

Mi verdad


Vengo a contar la verdad,
soy poeta, no tengo remedio.
Vengo a contar la verdad de las uñas negras,
del musgo en las calaveras,
del olvido  ciego,
de la vida sin valor,
del rastro que dejan
los cuerpos muertos
en las poetas comunes.
Porque la indiferencia mata igual que mata el verdugo,
igual que mata el imperio,
mata igual que mata el que remata
a los pueblos  hambrientos.
Esta es mi verdad,
pequeña y contundente:
El mundo mira el dolor y no se conmueve.

viernes, 4 de julio de 2014

El miedo

Viñeta de Kalvellido

El miedo es el laberinto infame donde nos perdemos desde la infancia.
Miedo a ser,
miedo a amar,
miedo a odiar a quienes nos dañan de balde.
El miedo tambalea el porvenir,
nos obliga a estar quietos en medio de la barbarie
y deja a los pueblos a merced de verdugos nigromantes.
Miedo a sentir,
miedo a morir,
miedo a ser libre.
Miedo a descubrir
que para la alegría es urgente el coraje,
que para la ternura es urgente el coraje,
que para la victoria es urgente restar cobardes.
El miedo es un laberinto del que sólo saldremos
si damos juntos un paso firme hacia adelante.


miércoles, 2 de julio de 2014

Los diositos


Viñeta de Kalvellido y Laratagris

No existen los dioses.
Ni los monaguillos pueden limpiar toda la sangre
que dejan a su paso los que leen los renglones torcidos de los libros sagrados.
No existen dioses amigos,
pequeños dioses de andar por casa
que puedan dignificar las mesas sin pan,
las familias sin abrigo,
el dolor de la inmensa humanidad
 abandonada en la cruz mientras sus rezos nos clavan las manos.
Son cuentos para dormir a los pueblos.
Viejos cuentos que se cuentan de rodillas
a los que aùn quieren creer en espejismos.
No existen, no,
los dioses son engendros paridos
por la barbarie que siglo a siglo
perpetúa el miedo al amor,
el miedo a ser libre,
el miedo al castigo.
Los dioses son verdugos
que cobran al contado
oro, vidas, epitafios.

martes, 1 de julio de 2014

La costumbre

Viñeta de Kalvellido

Es casi una costumbre vivir en medio del espanto.
Caminar entre andrajos, ver a niños hambrientos, conocer de primera mano a viejos abandonados a la mala suerte de su dolor, recibir ostias a mansalva de las jaurías, saber que se desahucian familias completas, conocidos trabajando como esclavos, jóvenes huyendo en estampida hacia tierra tierras que ni los esperan ni los desean.
Detenciones.
Detenciones
Detenciones.
Torturas en aumento progresivo.
Fascismo que aumenta al mismo ritmo que aumenta el miedo íntimo a desandar el tiempo y volver al principio cuando la ley y el orden eran patíbulos, cunetas, paredones.
Y digo que es casi una costumbre abrir los ojos y que la realidad te abofetee con tanta pobreza en cada esquina, con tanta desesperación e impotencia, con tanta gente queriendo deshacer el nudo de la impunidad que nos asfixia.
Y es casi una costumbre  vivir al límite del o humano,
Vivir sin justicia por ningún lado.
Vivir con la sospecha de que la brecha que se ha abierto entre nosotros y los amos es una eternidad que durará hasta que reviente la ira de los hambreados.
La humanidad no puede acostumbrarse a cada uno de estos espantos, a este orden que nos imponen de silencio sin pan y sin salario, de silencio sin ideas ni soberanías. De silencio a manos llenas cuando nos morimos de cárcel o de pena o de plomo o de barbarie.
Y es esto lo que me preocupa que nunca llega la furia que amedrenta.
La que asusta a tanto asesino en serie.
La rabia desatada de tanto pueblo emputecido hasta las lágrimas.