Qué cansado es vivir
cuando los arañazos son audaces,
cuando la lógica de la vida es una trampa,
cuando los días envejecen
y las noches son inmensas travesías.
Qué cansado es vivir a pulmón,
en carne viva,
llevando a rastras oscuros tiempos de sepultura,
oscuros instantes donde todo fue posible:
el golpe, el insulto, la muerte a manos llenas.
Qué cansado es mirarse las raíces,
verse a una misma con el vértigo que dan los errores
y las caricias.
Que cansado es vivir con este lodo tan espeso,
con esta pena tan honda,
con este dolor insomne.
Qué cansado es vivir con la alegría hecha jirones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario