Otra traición, una más.
Usaron la fuerza de la gente para llevarlo a
un referéndum en el que nada estaba claro.
Y de la euforia pasamos a la decepción.
Jugada maestra donde las haya. El pueblo vuelve a casa rumiar
mendrugos e impotencia. A buscarse la vida o la muerte.
Los espejismos son tan verdaderos que nos llevan al
matadero y vamos cantando.
Aquí no se mueve
ni diosito si las oligarquías no tocan la flauta.
Lección aprendida.
A pagar a tocateja porque lo mandan los que prometieron
salvarnos.
A ver de ahora en adelante en quienes vamos a creer.
En nosotros, es decir, en todos los emputecidos o en esa
panda de zurdos blandengues que nos representan y cantan cantos de sirena pa después reírse como
hienas.
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