viernes, 24 de enero de 2014

Ring, ring

Viñeta de Kalvellido

Hace unos días recibí una llamada de teléfono de un amigo del pasado.
Después de las palabras de cortesía habituales, pasamos a preguntarnos sobre la esencia de nuestras vidas en estos años en los que cada uno ha seguido su camino.
¿Y tú,  qué tal? me dijo
-Pues, no muy bien, no paro de recibir ostias por todos los lados, respondí.
Ahhhhhhh, ya, pero bien, ¿no?
-No, bastante mal, tengo el cuerpo lleno de heridas.
“Bueno, Silvia, ya sabes, que todo lo que nos sucede, nos sucede por algo” sentenció.
Le colgué el teléfono inmediatamente y me puse a pensar en esta frase tan despiadada.
Me asaltó la imagen de familias completas sacadas a golpes de sus propias casas y claro, según el razonamiento de este individuo, este les sucede “por algo”, porque han sido malos, malísimos, porque han vivido por encima de sus posibilidades, porque cualquier diosito les obsequiará con una parcela en el paraíso de los desahuciados, en fin, que si se cruzan de brazos descubrirán mientras se mueren de frío en la calle, esa razón poderosa por la que los fascistas les hacen tan desgraciados.
Esencialmente me preocupa que la indiferencia tenga este rostro confuso, esta máscara que esconde tanto desprecio hacia las injusticias
Me preocupa estar rodeada de gente que justifique el sufrimiento ajeno con argumentos de sabiduría barata, con renglones memorizados de los libros de autoayuda.
Me jode. Y como no soy poeta correcta, diré que no tengo el coño para estos ruidos.
Porque esa actitud que me trasladó mi amigo por teléfono, esa especie de resignación esperanzada que quiso contagiarme no es más que la versión moderna de lo que los curas más reaccionarios han querido siempre que el pueblo sienta: una culpa inmensa.
Que entonemos el mea culpa mientras nos golpeamos el pecho con el puño, que nos dejemos hambrear porque es el peaje que debemos pagar por no ser puros.

Y a estas alturas, que venga nadie a contarnos estas milongas, cuando está todo tan claro y la barbarie se pasea en pelotas impune y criminal me parece de una complicidad y ceguera tan aterradora  que cruzo los dedos para que a este charlatán y a otros muchos, se les tuerza el destino a ver si entonces dicen lo mismo.

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