domingo, 1 de agosto de 2010
Enfermedad como arma
No es tiempo de arrojar cadáveres infectados contra los muros
como arma que diezma
y nadie se da cuenta hasta que a las madres se les descuelgan los hijos,
hasta que los padres se vuelven estériles,
hasta que los viejos mueren prematuramente.
No es tiempo de regalar mantas sucias de enfermedad al enemigo.
Basta un virus,
una lluvia de uranio,
una peste,
una pandemia
y la tragedia da palmas y espera.
Este es el tiempo del frasco pequeño,
del militar y la farmacia,
del militar y las plagas.
Este es el tiempo de países molestos
que rocían con muerte.
Y van cayendo poco a poco
febriles, ulcerados, purulentos,
y van cayendo sus huesos amargos
sin poder remediarlo.
Y van cayendo los pueblos enfermos.
Y van cayendo
hasta que entra a saco el imperio.
Poema del libro inèdito "Los partos de la bestia"
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Bueno ya decia el viejo Mao, aquello de los gigantes con los pies de barro, eso es el imperialismo...cuando los pueblos empujan y resisten...Muy bello y buen escrito-Verso.
ResponderEliminarEn tu voz, sonara precioso.
Un Beso
No es tiempo, no. Pero si la gran mayoría sigue de brazos cruzados, de aquí a diez años, terminará por cumplirse un sueño: todos los feudos acabarán por igualarse en el Imperio. Pero no como algunos anhelábamos, no por arriba, sino por abajo. El sueño cumplido al hacerse pesadilla.
ResponderEliminarAbrazos.
No es el tiempo de los pueblos, ni grandes ni pequeños, sino el de las monstruosas multinacionales que no respetan ni los huesos de los pueblos que se zanpan,
ResponderEliminarAbrasos!