Viñeta de Kalvellido
El sentimiento de derrota es un lujo que los emputecidos
no podemos permitirnos.
Detrás de la derrota no hay nada, quizá sólo está el
consuelo de unos dioses que dan la espalda a quienes de rodillas, inútilmente, invocan sus nombres.
Detrás de la
derrota sólo está el abismo donde se precipitan hasta los sueños más simples.
Está el “sálvese quien pueda”, la impotencia, la indiferencia, el sopor, la
barbarie.
Detrás de la derrota está su gran victoria.
Durante décadas hemos vivido ausentes de nuestro poder, lejanos
a la certeza de que está en nuestras conciencias
el presente y el futuro.
Durante décadas hemos visto a la oligarquía arañar más
privilegios, los hemos visto fabricando yugos y pesebres, los hemos visto
arrogantes en palacios, en tribunas, con sotanas, con togas, con paraísos, con
urnas.
Los hemos visto cínicos, sabiéndose impunes, sin miedo a
nuestra fuerza.
Pero los pueblos nacieron para ser libres, las personas
nacimos para ser libres y frente a tanto derrotismo sólo nos queda ponernos en
pie, aunque duela.
Las calles, los barrios, las plazas, se llenan de gente
que al fin dice: es posible lo imposible.
¡APLAUDO!
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