domingo, 13 de diciembre de 2009

Vivo en una càrcel inmensa

Siempre creí que yo era una mujer libre.
Me parecía que era la opción que muchos tenemos de elegir en momentos puntuales; trabajar o estudiar, dios o una ONG, amar a un hombre o a una mujer, leer a Saramago o a Savater, en fin, esta era la libertad que hacía invisible mi condena.
Una libertad de andar por casa.
La pieza diminuta de un engranaje que me ha dejado creer que puedo circular, leer, escribir, pensar libremente, esta réplica descafeinada que me ha tapado los ojos y la boca, que me ha llenado de derrotas, hoy me ha enseñado que hay otra.
Una libertad que se escribe con letras mayúsculas, a la que han abierto las piernas para introducirle violentamente las leyes que nos gobiernan, las leyes que cierran periódicos, que criminalizan las ideas, las leyes que vomitan personas más allá de las fronteras,.
Esa otra libertad, esclava del poder y de su falo deforme, pertenece a unos pocos que la manosean.
Por eso yo sé que no soy una mujer libre, porque nunca la vi, porque fui ciega y nunca, hasta hoy, sospeché siquiera su tristeza, ni escuche el ruido de sus cadenas arrastrándose por la tierra.
Por eso hoy yo sé que los guardianes que me custodian nunca me llamarán presa aunque lo sea.
Pero es cierto, vivo en una cárcel inmensa.

5 comentarios:

  1. Al igual que todos, querida Silvia. Creo que con esto sí se respeta el derecho a la igualdad. Nadie es capaz de zafar de este sistema. Triste, muy triste darse cuenta de nuestra esclavitud.
    Cariños!

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  2. Creo que nunca lo seremos -ya vas conociendo mi pesimismo -o realismo experimentado, como lo definió Benedetti en uno de sus haikus y antes otros-. Pero lo importante no es tanto serlo -digo, libres- como el deseo de llegar a serlo.

    Abrazos.

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  3. Si, Èxodo, una amiga- hermana paraguaya me dijo una vez que mientras nosotros nos preocupamos por la libertad ellos andan buscando para comer. Esto que me dijo me hace pensar mucho sobre esta cuestiòn, sobre què va primero, si todo va a la vez.... en fin, en resumidas cuentas, es cierto, lo importante es desear.
    Y je, je, sì, voy intuyendo tu pesimismo, un pesimismo un tanto paradòjico.

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  4. Tu hermana paraguaya cumplió años ayer.
    Muy buena nota, Silvita. Muy buena. Apoyo tus palabras porque es bueno reconocer la realidad que nos circunda aun cuando no suela resultar un ejercicio satisfactorio.

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  5. Esa carcel se llama libertad de mercado, con sus voceros y represores de porra. Esa carcel se llama estado capitalista, reja de obreros, candado de intelectuales.
    Un Abrazo

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