miércoles, 21 de marzo de 2018

Dios es un mal tipo



Hablar mal de dios es de mal gusto. Incluso pueden decirte que es delito.
No entiendo esto. Yo no creo en ese tipo, ni en su merchandising. No creo en sus delegados comerciales y no me gusta nada el libro que venden.
No creo en los discursos que difunden para vender su producto. Es más, cuando alguien habla en su nombre siempre pienso que es un reprimido que se toca a escondidas y después se clava cilicios.
El logotipo que difunden no me parece acertado: su barba blanca, su piel blanca, su cara bondadosa y rodeado de serafines. Es ridículo. Antiguo.
Tampoco me gusta el uniforme que llevan sus empleados: Las mujeres faldas oscuras, largas, cubierto el cabello, los hombres de oscuro, algunos también con falda.
Y no me parece bien que en sus contratos prohíban el sexo. ¿No tienen sindicatos?
Dicen que  está en todos los sitios y a mí no me gustan los cotillas.
Dicen que es machista y homófobo.
Dicen que pide dinero a los emputecidos a cambio del paraíso.
Dicen que soba a los niños y luego les culpa por tener pito.
Tiene casa en todos los barrios y en todos los pueblos, incluso en los más pequeños y recibe visitas todos los domingos.
A mi me parece un tirano, aparte de a sus funcionarios explota a los voluntarios, dicta perdones y pecados y además te condena al infierno si no le haces caso.
Definitivamente, dios es un mal tipo.


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