Mientras se discute por un chiste, por unos curas, por unos quítate
tú pa ponerme yo, resulta que Alfon ya está en el talego, punto y aparte.
Y antes de Alfon hubo otros tantos y después de Alfon habrá otros
tantos puñados.
Y así las cosas, por un lado el alegre folclor democrático y
por el otro la España más rancia golpeando con su maza a los que les molestan.
Décadas de nausea.
Décadas de fascistas travestidos.
Décadas de ilusiones amputadas a golpe de urna y de farsa.
Décadas de montajes, de tortura, de hostigamiento, de
muertes sin culpables.
Décadas de mascarada, de opereta siniestra.
Décadas que son siglos donde nada cambia.
Porque ni la calle, ni la verdad, ni la justicia son
nuestras.
Porque la libertad es una cadena larga que a veces ahorca
pero nunca se suelta.
Y está bien eso de ir a los ayuntamientos en bicicleta, eso
de bajarse los sueldos y quitarse las corbatas y cantar la internacional con el
puño en alto.
Pero a mí me suena a cínico.
Son muchos los que están entre rejas mientras se sueña el
sueño dulce de su democracia cadavérica.
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