viernes, 19 de agosto de 2011

Perdòn


Viñeta de Kalvellido

Estos días en Madrid, se reúnen jóvenes alrededor de un tipo que ordena las bondades, y los pecados, que especula con parcelas del paraíso, que no conoce la austeridad de su cristo, que tiene alergia al sexo entre adultos, que ama sobre todas las cosas el poder y su cinismo.
Estas reuniones placenteras, llenas de alegría y entusiasmo, tienen algo que ver con un orgasmo multitudinario. Casi, casi, sexo grupal.
Pero a mí esto no me preocupa, todo lo contrario, lo que si me preocupa realmente es que todo esto se haga a espaldas de la realidad, como si vivieran aparte, como si sus canciones y sus rezos fueran suficientes para borrar de un guantazo la miseria.
Como si durante estos días todo fueran flores y palomas blancas, y confesionarios a deshora.
Y esto ya jode un poco, perdón, escuece un poco.
Y jode más, perdón, escuece, si las jaurías salen a defender esta ideología de rodillas, si el sentido común es golpeado en las calles, si otro montón de gente que no está dispuesta a tragar señalan al papa desnudo y reciben por esto ostias poco consagradas, aquí ya me cabreo un poco.
Si encima de todo esto, el tipo ese es recibido por reyezuelos y demás casposidades, pues mi cabreo va en aumento.
Porque jode, perdón, escama las mucosidades, que quieran imponernos por cojones, perdón, por esferas corporales, estos ritos medievales.
En fin, resumiendo, que tengo ganas de que se vayan, de que nos dejen en paz, perdón, en paz, no, que de eso, ha quedado demostrado que poco saben.

1 comentario:

  1. Escuetamente bien dicha una realidad, la cual lamentablemente no expone un cuadro alentador al ver jóvenes embadurnados de un extasis idílico y enfermiso bajo la "santidad" de quien vivió del nazismo y esconde pedrastras en el famoso perdón de "Dios" (valga la aclaración, dado por un mortal en sus últimas).
    Las guerras más sangrientas de toda la historia de la humanidad fueron llevadas bajo las banderas de la religión_ y lo digo, amén de que no soy un ateo.
    Pidiendo cortésmente perdón, igual que tú, no se puede negar: ¡JODE!

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