miércoles, 30 de junio de 2010

Pobreza

Viñeta de Kalvellido

I
Vivo rodeada de pobrezas resecas y distantes,
pobrezas de barrio,
pobreza de llantos sin descuento.
Vivo pegada a jornales invisibles
donde el pan, la lata de conservas,
la ropa usada,
se reparte los domingos.

Vivo y aquí mismo
se respira tristeza en todos los portales
y los niños están quietos
para no agitar el hambre.

Vivo en esta pobreza tan cercana
de espanto, cristales rotos y lejìa.
La pobreza de rodillas.
Vivo, sì, en esta húmeda pobreza
donde las horas se hacen viejas al caer la tarde
y un hombre y una mujer
y todo un pueblo
esperan que algo cambie.

II

Yo no puedo ser ellos, los de enfrente,
no puedo cruzar la calle,
afilar mis huesos,
sentir el aire insípido mientras lo mastico.

No puedo, no,
sòlo nos separa el pan
¡pero què pan tan amargo¡
¡què silencio de cucharas!
!cùànta vergüenza en esta calle larga!

Yo no puedo ser ellos, los de enfrente,
los que sòlo tragan rabia.
No puedo, no,
mi casa es tibia,
mi casa tiene agua.

Yo no puedo ser ellos,
no puedo, no,
¡què pan tan amargo el que nos separa!

III

Maldita e insomne pobreza,
maldita su presencia,
maldita esta pobreza que vive aquí,
a mi lado,
escondida en cocinas mugrientas,
acurrucada en los portales
haciendo cola en las iglesias,
tapada para que no la vea nadie.

Maldita la pobreza del remiendo
y la ropa prestada,
la de las deudas, el mendrugo y las caries,
la pobreza de huesos
y caridad puerta a puerta,
la de las escuelas sin vaso de leche,
la que se arrastra por las calles
y nadie la mira
y nadie le dirije la palabra.

Maldita pobreza,
maldita su evidencia,
maldita,
maldita tù,
maldita vieja,
tan vieja como la historia.
Maldita pordiosera
que en domicilios frágiles
desgranas dolor con tus ojos de piedra.

Maldita por los siglos de los siglos,
maldita tù y tu vientre preñado
de indiferencia.

Un dìa pondremos la riqueza en orden, limpia,
y desapareceràs por los laberintos de la memoria.
Un dìa ocurrirà esto,
Te doy mi palabra,
lo juro verso a verso.

P.D. Poema del libro inèdito"Los partos de la bestia"

El hombre viejo

Viñeta de Kalvellido

Hace mucho tiempo que el hombre viejo tomó en propiedad a la mujer, la tierra, las fronteras. Hace mucho tiempo que valiéndose de la fuerza, haciendo uso de la brutalidad se adueñó de todo.
Ha pasado el tiempo, y el hombre viejo no muere, continúa siendo el amo indiscutible de todo lo que le rodea, continúa en su empeño de doblegarnos con sólo golpes, con sólo muertos sobre la mesa.
El hombre viejo, ese hombre que aún hoy se aferra a la idea de que somos su costilla, camina tuerto.
Dejó al principio el corazón enterrado bajo las calaveras y marchó a recorrer el mundo con su brutalidad por bandera.
Este es el hombre viejo, el hombre que podemos ver diseñando guerras, edificando imperios, repartiendo violencia con sus ideas, con sus leyes, con su lógica de ambición, de poder, de ruina.
No está en sus proyectos modificar su omnipotencia.
No quiere ceder un sólo palmo.
No le interesa.
Pero debe morir para alumbrar uno que mire con los dos ojos, que sea capaz de enterrar la sinrazón de la fuerza, que aprenda a pensar desde el corazón no desde la cabeza, que aprenda a hablar con su boca de mujer, a escuchar con su oído de mujer.
Si esto no sucede, si no baja la guardia, si no está entre sus deseos nacer de nuevo, seguiremos, como hasta ahora, en este infame punto muerto.

lunes, 28 de junio de 2010

¿què pasa?

Viñeta de El Roto

¿Qué pasa, qué ocurre exactamente con la gente que no se preocupa?
¿qué pasa con esas personas que miden la felicidad según se cotice?
¿qué sucede con esos millones de personas abocadas a vivir una vida de miseria y no se enteran de sus pobrezas, de su explotación, de su tristeza?
¿Qué ocurre que no ven esta realidad tan nítida?
¿por qué tragan y tragan?
¿por qué no tienen preguntas?
¿por qué maldita sea no observan la costra que llevan en sus rodillas?
¿qué pasa con su rabia?
¿será que se marcharon lejos de las ideas
y dejaron sus corazones escondidos entre la maleza?
¿será que no saben cómo salir del ensimismamiento
y se quedan quietos mirando espejismos
o salen a caminar alrededor de los gritos son oírlos?
¿Qué ocurre con ellos?
¿por qué tienen el pecho frío?
¿Será que olvidaron mirar?
¿Será que olvidaron escuchar?
¿Será que olvidaron hablar?
¿Será que olvidaron aullar?
¿Será que la gente que no se preocupa, ni siquiera cuando el hambre aprieta,
empuja con su mansedumbre esta rueda de barbarie que no se oxida nunca?

domingo, 27 de junio de 2010

El sistema no tiene que cambiar

Viñeta de Kalvellido

Afirmar que el sistema tiene que cambiar es como decir que el capitalismo tiene una cara amable, o que los dictadores, al envejecer, se convierten en dulces abuelitos, o que la policía está para cuidarnos, o que los gobiernos son honestos, o que los jefes son buenos patrones, o que las guerras defienden la paz.
El sistema no tiene que cambiar, no puede cambiar, es depredador, sólo sabe contar cifras.
Siempre estuvo alejado de la humanidad, siempre fue dando trompadas y siempre estuvo sostenido por millones de injusticias.
Es experto en camuflajes.
La historia nos cuenta que sus crímenes no envejecen.
Esperar que el sistema cambie es ceder al chantaje, es pensar que puede ser reconducido, que podemos enseñarle caminos alternativos, es apaciguar un poco a la bestia, dejarla que se metamorfosee, pero en el fondo, más temprano que tarde, volverá a los zarpazos, a la dentellada, a los sables.
El sistema está cimentado con mentira, impunidad, saqueo, codicia, estos son sus pilares. No conoce otros lenguajes.
Entonces, ¿para qué hablar su mismo idioma?, ¿para qué gastar saliva?, ¿para qué regalarle brújulas? ¿Para que dibujarle mapas que lo lleven al corazón de la vida?
Es tiempo perdido.
El sistema debe derrumbarse para poder construir sobre sus ruinas una manera diferente de mirarnos, para apuntalar una sociedad nueva con ternura, empatía, no con barbarie, no con avaricia.
Es empezar de cero pero es echar raíces saludables.
O lo hacemos ahora o este sistema que nos esclaviza, hoy con metástasis, resucita.

sábado, 26 de junio de 2010

Ya està fabricada la siguiente guerra

Viñeta de Kalvellido

Ya está fabricada la siguiente guerra,
ya están en el cielo los espías, en el mar los cañones, en la tierra las mentiras.
Ya están listas las municiones.
Ya están los sepultureros fabricando féretros,
los periodistas desviando información,
los políticos alquilando sus escaso prestigio por una triste ración.
Ya están dibujando ríos de sangre,
mares de muertos.
Ya están las bestias acechando,
enseñando sus garras, sus encías, vomitando estulticia.
Ya están listos los canallas,
ya están listas las disculpas,
ya está lista la humanidad,
para dar otro paso atrás
en la historia.

Patas arriba

Viñeta de El Roto

El mundo está patas arriba, sólo hay que asomarse un poco a la realidad para darse cuenta de esto.
Se suceden las masacres, la hambruna parece ser un tema de segunda clase, las ideas genocidas del imperio y sus secuaces empiezan otra vez a agitarse.
La bestia no se detiene, mientras entretiene, prepara el plomo, reparte los fusiles, administra los narcóticos, vacía los bolsillos.
La bestia, con sus nombres y apellidos, fabrica las mentiras.
Y baja los pulgares cuando considera que nadie lo está observando, cuando considera que miramos para otro lado.
El mundo está patas arriba y caen al vacío pueblos enteros, pueblos ricos que son empobrecidos, pueblos libres que son amurallados, pueblos justos que son ajusticiados.
La bestia con sus ocho cabezas, con sus veinte brazos, reparte crimen y más crimen.
Y mientras medio mundo resiste la barbarie, el otro medio mira el futbol.

viernes, 25 de junio de 2010

Aquì me quedo

Viñeta de Kalvellido

Porque aùn puedo cantar y llorar a un mismo tiempo.
Porque no pienso dejar que me arranquen las palabras,
ni las màs tibias ni las màs guerreras.
No voy a callarme, no, para otros los libros,
para otros los saludos, los legados, las herencias.
Yo aquí me quedo,
en esta tierra vieja,
aquí echo mis raíces.
Aquì me quedo,
con mi verdad por bandera,
con esta locura de ser poeta
en tiempos de reverencias.
Aquì me quedo, si,
con mis poemas,
con mi sangre que protesta,
en esta realidad de fusiles, miseria y calaveras.
Aquì me quedo, si,
para otros los silencios,
para otros la ceguera,
para otros el musgo,
la boca llena de hormigas.
Yo aquí me quedo,
entre las fieras,
con mis sueños.
Aquí me quedo,
con mis versos,
junto a esta inmensidad
que no baja la voz.
Aquí me quedo.