sábado, 12 de abril de 2014

El pàjaro

Viñeta de Kalvellido


Cuando vengas a mi casa,
verás en la puerta un pájaro.
Yo habré ido a buscar a ese cobarde que lo dejó cadáver.
Lo buscaré para dañarlo.
Entre los hombres, encontraré a ese hombre
artesano del dolor de balde,
entre los hombres encontraré a ese altruista del espanto.
Ni un grito, ni un insulto,
Ni una sola palabra de las que guardo.
Le miraré a los ojos, a ese pozo desde el que miran los que
tienen el corazón muerto
y cantaré con voz muy clara:
Hay manos con piedras y plomo
porque la libertad de los pàjaros
les de asco.

jueves, 10 de abril de 2014

Poema tonto XIV

Viñeta de Kalvellido

Si no sabes recorrer las huellas
que dejan en la memoria
los sables.
Si no sabes mirar hacia delante
llevando a rastras la infancia.
Si no sabes recomponer los pedazos que fueron quedando
de ti mismo cuando el dolor era hondo
y era hondo tu penar
y era hondo el mar de tus lágrimas centenarias.
Si no sabes cantar después de todo
o brindar a pesar de la derrota,
si a pesar de todo no aprendes
a silbar cuando te miran,
a reír cuando  la locura  desafía  esta vida de sudarios y de hambre,
a gritar cuando el silencio es la mordaza que lacera cada instante.
Si a pesar de todo no aprendes
que estamos mejor juntos,
mirándonos de frente.
Quédate entonces, aferrado a tu tristeza,
a nosotros nos espera un mañana
limpio de sal  y  de tinieblas.

miércoles, 9 de abril de 2014

Poema tonto XIII

Viñeta de Kalvellido

Què cansado es mirar el amor,
verlo desangrándose
gota a gota hasta llenar el cáliz
del tiempo que termina.
Qué cansado es vivir con esta urgencia de amar
a pesar de las míseras codicias
que fustigan el corazón para dejarlo en carne viva.
Què cansado es amar
buscando insaciable el manantial de la empatía,
pensar que otras pieles amarán con mi misma prisa,
creer que estamos cerca
para temblar al mismo ritmo
si nos duelen las alas
si nos arrancan la risa.
Qué cansado es explorar  tierras, ideas, utopías.
Si no estás a mi lado,
la urgencia de vivir
es sólo espanto.

viernes, 4 de abril de 2014

La cacerìa

Viñeta de Kalvellido

Cada día son más frecuentes las cacerías.
En universidades, en pueblos, en plazas, en fronteras, en barrios.
La orden es clara: que se callen, se ahoguen o sangren.
Que  que ni dios aúlle porque le duela el hambre.
Los burócratas del golpe salen a cazar a los acorralados, a los emputecidos, a los que tienen voz.
Huelen su sangre viva.
Su grito vivo.
Su ejemplo digno.
Las jaulas  se llenarán de humanidad.
Si no lo remediamos antes, 
fuera quedarà sòlo mansedumbre y barbarie.


jueves, 3 de abril de 2014

Aquì no pasa nada

Qué podredumbre.
Mueren en las cárceles y aquí no pasa nada.
Mueren esposados y aquí no pasa nada.
Mueren tiroteados en el mar y aquí no pasa nada.
Mueren suicidados y aquí no pasa nada.
Mueren de hambre en los comedores solidarios y aquí no pasa nada.
Mueren por balas de goma y aquí no pasa nada.
La impunidad es la médula que sostiene tanta carcoma.
Nadie paga por estos crímenes.
Nadie pagó por los crímenes del pasado.
Los verdugos se lavan las manos para volver a las andadas.
Tanta podredumbre llevamos clavada,
tantas cruces,
tanta reja,
que sólo nos queda
secarnos las lágrimas

y poner en pie toda la rabia.

miércoles, 2 de abril de 2014

Poema tonto XII

Viñeta de Kalvellido

El corazón tiene huesos.
Los sabios no lo saben, yo se lo digo.
Lo sé porque los del mío
se rompieron y no pudo moverse
hacia ningún sitio.
El corazón tiene vísceras,
 laberintos,
tiene piedras,
 semillas,
 tierra
y mares.
El corazón tiene cisnes y almendros,
tiene ceniza y frutos y volcanes,
tiene, el corazón, manantiales,
niños, pájaros, nubes.
Tiene cementerios, oasis,
amor y desamor a raudales.
El corazón desafía  a la lógica.
Trabaja a destajo por construir con sus manos el paraíso
Los sabios no lo saben, yo se lo digo.

La palabra

Viñeta de Kalvellido

La palabra no es tuya, ni mía,
todos la usamos pero no nos pertenece.
Ni a poetas ni a jueces.
Si va con sus  huesos a la cárcel,
si le ponen alambradas,
si hacen jirones con ella
o le disparan por la espalda
es porque   con su voz
fue libre.
Aterradoramente libre.
La palabra, que no es ni tuya, ni mía,
puede ser pregunta, o blasfemia
o puede ser la arteria por donde fluya la desobediencia.
La palabra dicha de cualquier modo, en cualquier parte,
en paredes,
pintada sobre arenas movedizas
escrita en los labios de quien se duele a pleno pulmón en las calles
es de todos porque no es de nadie.
Si sólo una de ellas es amenazada
nos amenazan a todos
los que llenamos con su puño y letra

 versos, ideas  o canciones.