jueves, 20 de junio de 2019

Camisas negras



Hubo una estrategia deliberada por dañar a la población civil y escarmentar a Málaga la Roja.  En febrero de 1936 más de 150.000 malagueños, en su mayoría mujeres y niños, tuvieron que huir de la ciudad a pie. Los pilotos alemanes y los italianos (Camisas negras) entrenados en Etiopía en matar mujeres y niños, ametrallaron y bombardearon a la población civil que huía hacia Almería a lo largo de la carretera que bordea la costa, desde donde los buques fascistas persiguieron en paralelo y cañonearon a la gente. La masa de personas que desembocaban de los pueblos de la montaña incrementaba la de los que huían por la carretera. Los fascistas asesinaron a cerca de 6.000 civiles.

De luto lo vistieron todo.
De luto.
De luto la carne que se gangrenaba,
de luto los úteros sagrados,
de luto la edad temprana,
de luto hasta el sendero.
De luto las estrellas que ni mirar querían
la vida hecha pedazos por bestias en jauría.

Qué fácil es disparar a la presa cuando está herida,
cuando no pueden andar ni esconderse en madrigueras,
cuando el cansancio los rinde y
miran al cielo para pedir clemencia.
Qué fácil es tener cojones para matar por miles
a los miles que escapaban con sólo su piel a cuestas.

Qué fácil el tiro al niño,
qué fácil a la mujer hambreada,
qué fácil al viejo llagado que llora sin fuerza
y desea que le caiga la mala muerte italiana.

Qué cojones más oscuros,
qué códigos más inhumanos,
qué cerebros mutilados obedecieron la orden
de matar porque les daba la gana.

Dónde estarán ahora esos guerreros cobardes,
esos soldados deformes,
esos infrahumanos que mataron a miles de valde.

Si existe dios, no lo creo,
existe también el diablo
vestido con camisa negra,
hablando su lengua de bárbaros
en aquel amargo febrero.

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