sábado, 10 de noviembre de 2018

Miraremos para atrás



Miraremos para atrás para saber cuáles fueron las renuncias que hicimos a lo largo de la vida,
para reconocer las fronteras que se alzaron sin ser derribadas con nuestra fuerza,
para abrir de par en par las puertas donde quedaron los amigos con sus memorias torturadas,
para dormir el sueño quieto de quienes no pudieron soñar porque antes los mataron.

Miraremos para atrás como si fuera demasiado tarde para cambiar las cosas,
como si estuviese demasiado lejana la razón que nos nombró “humanos”,
como si apenas pudiéramos ser algo más que este despojo de excusas, relojes y egoísmo,
como si el porvenir viniera de rodillas y atrás sólo quedaran huesos y cenizas y lo hubiésemos aceptado como una terrible profecía,
como si no mereciéramos tararear el estribillo de canciones triunfales en medio de la risa.

Miraremos para atrás,
allá donde siempre las banderas ondearon a media asta,
donde el plomo deshizo el amor con sus blasfemias marciales,
donde debilitaron la voz y cortaron las manos,
donde cayeron sin piedad por habernos callado.

Miraremos para atrás,
y entonces sabremos que no fue suficiente lo que hicimos
para detener a lo que desoyen los gritos y crucifican a la humanidad y a los cisnes
en nombre de mercaderes que postran los deseos de ser libres.

Miraremos para atrás
pero llegaremos tarde
sólo quedará un desierto de sangre
y victimas sin nombre
que escriben la historia de los nadies.

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