lunes, 10 de septiembre de 2012

La guerra silenciosa

Viñeta de Kalvellido

Es evidente que estamos en guerra. La economía se ha convertido en un misil.

Y nada hay, de momento, que amenace la soberanía de la élite.
La sangre se derrama casi invisible sobre las deudas y la gran mayoría se entretiene con narcóticos que anestesian el dolor de las heridas producidas en esta inmensa batalla.
Cada cual cree sentirse a salvo, pero semana a semana, de manera fragmentada y asesina, los ataques continúan.
Recortes de salarios, impuestos cotizando permanentemente al alza, miseria a manos llenas, descomposición de la atención sanitaria, menosprecio a la educación, a la memoria, a la libertad, a los emigrantes, a los ancianos, a los discapacitados. Moral de bajos vientres imponiéndose con leyes.
Un sinfín de estrategias bélicas diseminadas en un tiempo corto, como ráfagas, para que corramos en estampida buscando refugio sin darnos tiempo a preparar una trinchera donde, todos juntos, resistir hasta la victoria.
Las armas son silenciosas, soldados y mercenarios frecuentan parlamentos y disparan con guantes blancos puestos.
La economía nos convierte en prisioneros y nos fusila rápida o pausadamente.
Y esto, que yo sepa, ocurre en las guerras más cruentas.

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