jueves, 4 de junio de 2015

Pueblos cautivos


Yo nunca vi un muerto en ninguna orilla,
nunca los vi en las cunetas,
ni en los paredones,
ni reventados a palos por la mirada febril de los delatores.

 Los vi humeando en la memoria de los viejos,
supurando en el presente su olvido.
 Los vi porque sin  lápidas
se pueden ver los muertos por todas partes.
Se pueden ver sus huellas digitales,
sus agallas.
Se puede oír su respiración cuando todo calla.

Cuando el mundo detiene el paso
todos los muertos sin sepultura piden, su sol, su tierra,
su trozo de historia arrebatada.
Y nada puede contra esta estridencia
que pasa de mano en mano,
de garganta en garganta.
Nada puede.

Yo nunca vi un muerto,
pero los caminos nos llevan a sus cuerpos,
el futuro nos lleva al ayer,
y el ahora es de nuevo un cadalso.

 Los pueblos que  hacen punto y aparte con la infamia
serán por siempre cautivos de sus derrotas.

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