jueves, 8 de mayo de 2014

El tendero

Viñeta de Kalvellido

Esta mañana, cuando fui a comprar el pan, el tendero, al devolverme el cambio, quiso hacer un comentario trivial, uno más de los que se hacen a esas horas, en lugares de paso y de confianza.
El hombre me dijo después de una leve introducción sobre lo mal que está todo, que el pesimismo le invadía, que no creía en los brotes verdes y que la deuda no íbamos a terminar de pagarla nunca.
Yo,  que soy poco conversadora, a esas horas además, en las que sólo deseo reajustar mis huesos para empezar mi tarea diaria, a esas horas, digo, en las que no me cago en dios, porque no creo en ese tipo, pues me llegó el comentario como un pellizco y le respondí secamente:   yo creo que esa deuda simplemente no hay que pagarla y quise marcharme del lugar como si tal cosa, rumiando la vida.
Pero se indignó con mi respuesta, bien porque no esperaba estas  palabras  de alguien a quien ve todos los días pero que nunca participa de sus conversaciones o bien porque le pareció una ofensa verdadera eso de cuestionar algo tan simple.
Le entró la risa y me miró como si fuera un bufón.
Comenzó a levantar un poco el tono de voz, jocosamente,  las deudas hay que pagarlas, decía, si no se pagan los intereses nos devoran y bla bla bla bla bla.
Los clientes que esperaban su barra de pan, se inquietaban, se movían lentamente de un lado al otro, como elefantes encadenados.
Yo quieta, en mi sitio, sin tomarme a risa nada. No entiendo, le dije, esa cantidad tan inmensa de dinero que dicen que debemos todos, incluidos los niños desnutridos, incluidos los enfermos, los parados, los viejos, los estafados, no entiendo, insisto, cuando fue el momento en el que nos beneficiamos de ese préstamo que dicen que pedimos.
No creo, continuè, que ninguno de nosotros se haya beneficiado de ese dinero, creo que más bien estamos siendo perjudicados.
Entonces, ¿por qué pagar algo que nos diezma?
Y me he ido del lugar.
Seguramente esta mañana llovieron carcajadas a mis espaldas.
Pero yo no me rio, estoy triste por esto,  porque me apena escuchar propaganda zafia de gente que trabaja de sol a sol. Entristece esta ausencia de preguntas, esta mansedumbre, este soportar lo que venga porque los que mandan así lo ordenan.
Volví a casa y no podía dejar de pensar en el tendero que utilizaba su púlpito para ser vocero.
Mañana regresaré a comprar el pan de nuevo, quizá me espere con su discurso obediente, quizá quiera disuadirme pa que no diga más bufonadas, quizá me venda ahora su pan con temor  o quiera seguir tirándome de esta lengua a veces algo deslenguada.
No sé, seguramente si supiera que soy poeta, me miraría de otra manera y se apiadaría de mis demencias.

6 comentarios:

  1. El buen pagador. Los españoles somos honrados pagadores. Este ejemplar del que nos hablas, es sin duda un buen ejemplar. Pagador que se siente digno de abonar la inmensa cuenta que nos han dejado. Si le preguntas quién nos la dejó y por qué la tenemos que abonar, seguramente no sabrá decir más que bobadas mezcladas con palabrería presuntamente llena de razón, escuchada en tertulias televisivas: "hay que pagar las deudas que los intereses nos devoran..."

    Has descrito perfectamente al trabajador domado.

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    1. Martillo, la la frase "el buen pagador", resume dramáticamente la situación en la que nos encontramos, sòlo esa frase es una patada en el estòmago, gracias por regalarlas, un saludo

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    2. Tú regalas vida cada noche.
      Los agradecidos somos nosotros.

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  2. Yo creo que le sorprendió tu respuesta porque, quizás, tenía otra etiqueta preparada para ti; ahora ya sabe de qué vas.
    A mi me ha pasado algunas veces en el mostrador de la biblioteca, que algunos socios dan por hecho que piensas como ellos y luego se quedan sorprendidos/decepcionados cuando te oyen.
    Buenos días, querida poeta.

    Eusebio

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  3. dios nos cria y nosotros nos juntamos.!Como me gusta empezar este texto rompiendo las reglas de ortografia!La primera palabra,y nada menos que dios,en minúscula.Bueno todo esto para decirte lo mucho que me identifico contigo,Silvia, al leerte en este texto.La de veces que nos miran como si acabasemos de venir de Urano cuando decimos algo tan evidente como lo que tu comentas a ese tendero.Por cierto, lo habitual será que,cuando sepa que eres poeta,todavía tenga menos en cuenta tus palabras.Los ladrones que todo nos roban no sólo se han encargado de manipular la lógica , también nos declaran locos.

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    1. tobal135, si, tienes razón, somos los locos, los extravagantes, los radicales, los soñadores.. todas esas cosas nos llaman para denigrar nuestras ideas..... pero a mi cuando me las dicen, me suenan a gloria¡¡¡ eskerrik asko.

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