viernes, 23 de noviembre de 2012

Las muertes blancas


Viñeta de Kalvellido
Antes pensaba que los de abajo nos quedábamos con las sobras de la vida, ahora estoy convencida de que ni siquiera eso. Ni siquiera.
Cada vez está más claro que es cómodo y eficaz darnos muerte.
 Invisibles, desterrados, limosneros, sin salud, sin letra y sin justicia, la metástasis es completa.
A golpe de ley y de impuestos, a fuerza de represión, de castigos insolentes, de impunidad, de descaro, las calles se llenan de harapos, de viejos insolventes y desahuciados, de emigrantes enfermos, de seres crucificados por la precariedad.
Y esto es matar limpiamente.
A los francotiradores  no les hace falta plomo, no necesitan afilar los sables, ni soga para las horcas .Las urnas fueron su mejor excusa, la democracia su mejor trinchera y la crisis el arma más masiva de todas las que nos cayeron.
Por eso, a estas alturas, encontrarse  con aquellos que no se hacen preguntas, con esas personas que aceptan este destino trágico y mastican los mendrugos agradecidos y soportan el látigo con estoicismo y no se sienten furiosos por pagar una y mil veces los dolores, por quedarse fuera de las leyes, por recibir ostias a mansalva, es  el golpe de gracia que nos dan en nombre de unos cuantos verdugos.
Porque a todos nos toca morir esta muerte y todos debemos hacerla frente, yo desafío a los mansos y les digo que si no desean cambiar su presente al menos que dejen libre el camino y no nos avergüencen.

 

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