viernes, 22 de julio de 2011

A la sombra


Viñeta de Kalvellido

Los tiempos del tricornio, la tortura, la vida eterna entre rejas han cambiado poco.
La espera para algunos presos es demasiado larga.
El silencio como castigo es un calvario.
La enfermedad un martirio que no cesa.
Y el dolor, profundo,
tan profundo como las huellas de la violencia verde, toga, acharolada.
Allí están sus ojos, sus huesos, su sexo, sus palabras.
Allí está su desobediencia, su rabia, su desgana.
Allí, en aquellas celdas que son cloacas,
que son galeras,
que son fosas
respira la dignidad de quien tiene por piel los ideales.

Los tiempos de la cadena perpetua nunca terminaron,
nunca acabaron los verdugos, ni los sicarios,
nunca se exiliaron los cobardes que a golpe de ley o por pelotas,
secuestran los futuros que les estorban.
Pero si allá dentro creen que habrá un mañana,
si allá desentierran a cada instante la esperanza
combatiendo los días de injusticia con hambre,
sed
y rebeldía
no seré yo quien avergüence su lucha con el acostumbrado silencio de los poetas,
no seré yo quien calle su verdad entre mis líneas.
Hablaré para recoger todas sus voces,
defenderé con mis versos sus nombres
recordaré que los peligrosos,
los verdaderamente canallas están siempre fuera de las jaulas.



Y a todos aquellos oídos castos que niegan este horror de fusiles, sombras y cadalsos,
a todos aquellos que engendran amnesia,
que bajan los ojos y el canto
les digo que el tiempo un día vomitará indiferencia sobre sus cuerpos amargos
y no tendrán quien les escriba
y no tendrán quien guarde en la memoria
la poca vida de quien tanto calla.

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