lunes, 5 de julio de 2010

Lo que vale un peine

Viñeta de Kalvellido

“Un día de estos vas a enterarte de lo que vale un peine”, me dijeron hace unos días y no fue difícil averiguar el oficio del que vomitó esto.
Después seguí con mis asuntos, que no son otros que los de ser poeta en la tierra.
Y me acordé de tantos hombres y mujeres que aprenden el valor de esos peines y suman gritos a los gritos, y me acordé de aquellos que están en las cárceles aprendiéndolo con sangre.
Y me acordé de los que mueren y de los que enferman.
Y me acordé de las leyes criminales, de los jueces y de los fiscales.
Y me acordé, por dios que me acordé, de tanta gente que sin temor a conocer el precio de esos peines salen a la calle a agitar conciencias, de aquellos que son nuestro pulmón, nuestras arterias, de aquellos que con su coraje, con su entereza, van arañando verdad a esta realidad de mierda.
Pensé en todos y cada uno.
Y cuando pude sosegarme, cuando pude al fin poner nombres y apellidos a todos, cuando desterré el miedo, la amnesia y puse en su lugar los presentes, los pretéritos, entonces volví tranquilamente a mis versos, sin saber lo que vale uno solo de sus jodidos peines, pero sabiendo muy bien que yo ni me peino ni tiene mi silencio precio.

4 comentarios:

  1. No se lo que puede valer un peine de esos, pero la libertad no tiene precio, Silvia. Y tú tampoco.

    Besos.

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  2. oh, Rafa, me miras con ojos generosos y esto no es frecuente, gracias, un abrazo.

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  3. yo no sé si algún día me enteraré de lo que vale un peine, cada vez los uso menos, pero creo que hace tiempo que sé lo que es bueno y lo que no. Así que felicidades por ofrecernos cosas güenas

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  4. gracias Mak,por estar, por tu incondicional lectura de mis palabras. Un abrazo, Silvia

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