domingo, 19 de octubre de 2014

En pie, aunque duela


Acostumbrados al espanto.
Aislados del horror que vive lejos.
Aislados del horror, como si nada.
Los países son espejos que no devuelven la mirada.
Como si nada.
Día a día.
Como si nada.
Como si no tuviéramos piel que se estremeciera,
como si no tuviéramos puños que se levantaran,
como si no tuviéramos corazón para ponerlo en pie,
en pie, de cualquier manera.
En pie el corazón, aunque duela.
En pie la poca humanidad que nos queda.
En pie.
En pie, maldita sea,
frente al fuego y la metralla,
frente al verdugo y sus cadenas,
frente al espanto, maldita sea,
sin dejar que sean costumbre
las muertes lejanas y las que están cerca.

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