domingo, 17 de enero de 2010

Poesìa y desorden

Ocurrió siempre, en todos los reinados hubo artistas complacientes.
Arte masturbatorio que produce un placer inmediato, que no cuestiona, que no altera el orden.
Hoy también ocurre, existen muchos poetas- mercaderes que escriben al dictado y silencian el horror de nuestro tiempo, quizá porque no quieren verlo, quizá porque no quieren asumir el riesgo, quizá porque su corazón anda a trompadas y necesita, para caminar correctamente, halagos y prebendas.
Esos poetas que llenan sus versos de moralejas, de jabón que limpia toda esta sangre, los que se empeñan en enterrar las utopías, la esperanza, los que ignoran esta barbarie cotidiana de las cárceles, de la inmigración, del desempleo, de la violencia en todas sus formas, los que hacen oídos sordos a la censura, a la represión, a la persecución de las ideas, los que callan una y otra vez, cobardes o acomodados, los que cierran los ojos para contar silabas y no ven que cada dìa sentimos más asfixia por el recorte de nuestras libertades, los que no gritan y continúan con el empeño de ordenar sus versos para leerlos bien peinados mientras los patíbulos crecen y crecen los verdugos, los que se muerden la lengua antes de afirmar que la super- explotación del ser humano es demasiado evidente, los convierte inevitablemente en cómplices, en dóciles perros con amo.

Yo propongo otra cosa a los poetas, una poesía de la ética.
Una poesía necesaria, que desafíe, que rete al poder, que no se acobarde.
Una poesía critica, hipercrítica, que esté dispuesta a perder para ganar en decencia.
Propongo que los poetas señalemos incansablemente los crímenes perfectos de nuestro tiempo, propongo que nuestra poesía sea pan y sea queja, sea subversiva, que desordene, que salga a la calle para recoger la amargura de vivir en esta sociedad donde solo vale lo que es rentable.
Debemos limpiar a la poesía de mentiras y dejar que hable en esta tierra zurcida con dolor.
Para que el futuro no diga que todos los poetas fuimos tibios, que babeamos y movimos la cola suplicando el hueso de nuestros amos.

viernes, 15 de enero de 2010

Hay


Hay zurdos con el corazòn a la derecha,
hay poetas que escriben al dictado,
hay pensadores con pocas ideas,
hay polìticos demenciados,
hay enterradores de memoria,
hay legisladores torcidos,
hay demasiado borròn y cuenta nueva.
Hay religiones pordioseras en reinos de cebolla y de miseria,
hay lacayos, charlatanes, bufones y princesas.
Hay demasiados fantasmas,
demasiados hombres de paja,
demasiados impostores como profetas.
Hay canallas, sinverguenzas, criminales, bastardos, cortesanos,
apòstoles que no escuchan el sonido de las muletas.
Hay tanta alma postiza, tanto besamanos, tanto cazurro predicando,
tanta falsa plegaria, tanta dentellada, tanto pelotòn de fieras,
tanto lloròn, tanto chulo, tanto cabròn,
tantos imbèciles con el cràneo deformado
en las iglesias, en los juzgados, en los parlamentos
que cierro los ojos para no verlos arrodillados.
Pero desde lejos se les oye ladrando.

domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Dònde estàn?

¿Dónde están?
¿Dónde están los intelectuales, los zurdos qué desafían, que retan libremente?
¿Dónde?
¿Dònde están cuando se les necesita?
¿Por qué no dicen basta?, ¿les parecerá conveniente la mordaza?, ¿les parecerá un mal menor la asfixia cotidiana?, ¿la desintegración de la justicia?, ¿les parecerá que esta es una realidad masticable para todos o digerible sólo para unos pocos?
¿Dónde están sus consignas?, ¿Por qué tanto besamanos?, ¿por qué rendir tanta pleitesía?
¿Dónde, dónde se esconden cuando es preciso hablar alto, claro, cuando es preciso gastar la voz, cuando es urgente usarla hasta la afonía, hasta romperla de tanto grito, de tanta nausea?
¿Dónde están? ¿defendiendo qué?, ¿dando la cara por quién?, ¿por qué menosprecian a todos aquellos que se arriesgan?, ¿a todos aquellos que pelean para no ser cómplices, para no ser mamporreros, para no ser falsos adoradores de becerros?

¿ En qué lugar pervirtieron su palabra hasta convertirla en puta palaciega?
¿Por qué maldita sea deshonráis de esta manera a todos aquellos que ponen su vida, su trabajo, su decir como bandera?
¿Dónde estáis poetas, escritores, pensadores, palabristas del sistema?
Acaso ¿no oís el ruido de vuestras cadenas?

martes, 22 de diciembre de 2009

Carta de navidad para ZP

Querido presidente:
Soy una ciudadana preocupada porque de un tiempo a esta parte vengo notando que son muchas las detenciones que se están efectuando en mi tierra. Verá, las cárceles se llenan día a día, entran muchos pero salen muy, muy pocos, pronto habrá más vascos dentro que fuera de los muros carcelarios, entonces yo le pregunto, ¿usted se ha dado cuenta del gasto que esto supone?,
Hasta el momento, por ley, los presos comen todos los días, generan un derroche que en tiempos de crisis quizá deberíamos evitar, entonces ¿no sería mejor que salieran todos de ella, que los trajeran a casa y nos pusieran una alambrada si el presupuesto es modesto o un muro estilo palestina, si cuentan con fondos generosos?
Esto lo digo porque hasta lo que yo sé esta medida está funcionando en otros lugares, pregúnteles a los israelíes, pregúnteles.
Verá que lo que le sugiero no es tan descabellado. No se precipite, usted sabe como hacer bien estas cosas para que la opinión pública se ponga de su lado. Puede ser una experiencia piloto, después si funciona según las expectativas, puede trasladar esta idea y ordenar otros muros que encierren a los catalanes, a los gallegos, a los canarios, y así sucesivamente. Mano dura es lo que queremos señor presidente.
Mano dura, pan y circo eso, es todo.
Querido presidente, aprovecho para decirle también que le deseo unas felices navidades a usted, a Rajoy, a la familia monárquica y a Rouco Varela, admiro tanto, tanto, su trabajo por el bien común, su enorme respeto a las libertades, a la justicia.
P.D. si desea recompensar mi altruismo, mi esfuerzo desinteresado por la paz y el orden puede darme un aguinaldo, a modo de medalla, premio o como lo considere, de la forma que considere, aunque le sugiero que a mí lo que en verdad me vendría bien es un trabajo en uno de los periódicos o televisiones que tiene a sus órdenes.
Gracias. Urte berri on.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Aquì no se tortura

Aquí no se tortura.
No dudo que esto ocurra en países lejanos, en esos lugares donde van arrastrando pecados, allí donde aún no ha llegado una democracia como la nuestra, ejemplar, sin abusos, no, no lo dudo, es más, lo aseguro.
Pero aquí, aquí mismo, no se tortura.
Me da igual lo que digan: que son obligados a hacer ejercicio, que les ponen una bolsa en la cabeza hasta la asfixia, que les aplican electrodos, puñetazos, que les amenazan, con esto o con aquello, que hay maquinarias sofisticadas que no dejan huellas… todos dicen .lo mismo, se lo deben haber aprendido de algún libro antiguo.
No, aquí no se tortura, me da igual si lo cuenta mi vecino, mi compañero de trabajo, mi adversario político, me dan igual las fotografías de rostros deformes, las denuncias, las marcas.
Aquí no se tortura porque si esto fuera cierto, estaríamos en la calle protestando, porque quien sabe si un día a nuestros padres, a nuestros amigos, a nosotros mismos…
Si esto fuera cierto, si fuera cierto que aquí se tortura digo yo que esos burócratas del dolor estarían despedidos, digo yo que tendrían algún castigo, digo yo que lo dirían los periódicos, las televisiones, los más listos.
Digo yo que si fuera cierto que aquí se tortura algo haríamos entre todos puesto que en una democracia no hay lugar para estos desatinos.
Y digo yo ¿no será que se tortura a los que salen a pacer fuera del sembrado?, ¿a los que son de lejos o a los que son de cerca y escapan del rebaño?
Y digo yo, entonces ¿no será que lo tienen merecido?
¿Y si mañana es a mi hijo?, ¿pensarè lo mismo?

martes, 15 de diciembre de 2009

Carta a Aminetu Haidar

Querida Aminetu:
Es difícil escribir esta carta cuando ya llevas tantos días de hambre, de mano dura. Es difícil la palabra.
Aminetu, tú lo sabes, nuestro mundo agoniza, sólo algunas semillas como la tuya nos indican que es posible aún la primavera.
Querida mujer, mujer sementera, fértil dama de arena.
Aquí estamos, los que no nos rendimos, mirando a los ojos a aquellos que están haciendo de ti un cuerpo sin domicilio.
Aminetu, ejemplo de resistencia, la muerte se acerca, quiere acostarse en tu corazón, te desordena el pulso, te aprieta los huesos, te quiere en su presidio, sin hijos, sin madre, sin sueños, sin bandera.
Aminetu estamos contigo, sin ceder un palmo, acechando con canciones a tanto perro, a tanto guardián del reino.
Aguanta, mi amor, los perros también se arrodillan.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Vivo en una càrcel inmensa

Siempre creí que yo era una mujer libre.
Me parecía que era la opción que muchos tenemos de elegir en momentos puntuales; trabajar o estudiar, dios o una ONG, amar a un hombre o a una mujer, leer a Saramago o a Savater, en fin, esta era la libertad que hacía invisible mi condena.
Una libertad de andar por casa.
La pieza diminuta de un engranaje que me ha dejado creer que puedo circular, leer, escribir, pensar libremente, esta réplica descafeinada que me ha tapado los ojos y la boca, que me ha llenado de derrotas, hoy me ha enseñado que hay otra.
Una libertad que se escribe con letras mayúsculas, a la que han abierto las piernas para introducirle violentamente las leyes que nos gobiernan, las leyes que cierran periódicos, que criminalizan las ideas, las leyes que vomitan personas más allá de las fronteras,.
Esa otra libertad, esclava del poder y de su falo deforme, pertenece a unos pocos que la manosean.
Por eso yo sé que no soy una mujer libre, porque nunca la vi, porque fui ciega y nunca, hasta hoy, sospeché siquiera su tristeza, ni escuche el ruido de sus cadenas arrastrándose por la tierra.
Por eso hoy yo sé que los guardianes que me custodian nunca me llamarán presa aunque lo sea.
Pero es cierto, vivo en una cárcel inmensa.