ARTICULOS ANTIGUOS DE SILVIA DELGADO

martes, 25 de diciembre de 2018

Las manos leprosas



Que no nos toquen sus manos leprosas,
que caigan sus párpados sobre cada crimen,
que sus lágrimas incontenibles desborden los ríos
hasta ser un mar que se revela contra sí mismo.

Que su voz de acero reviente los muros y caigan sobre ellos
los cráneos amontonados siglo tras siglo.
Que de noche no duerman,
que la elegía más triste sea la razón de su vigilia.
Que no puedan prolongar su estirpe y su legado se pudra hasta convertirse en estiércol que fertiliza.
Que sus casas caigan devastadas y ni siquiera las ratas quieran anidar en las ruinas.
Que no puedan morir.
Que no mueran nunca.
Y que las estrellas iluminen para siempre los rostros de sus víctimas.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Los infrahumanos



Este año prefiero terminarlo pensando en los infrahumanos:
En los maltratadores, violadores, gente de la peor calaña que se pasean impunes por nuestras calles mientras nosotras seguimos pa`lante como si fuéramos victimarias.
Pienso en los proxenetas, en esas alimañas que ponen mujeres a la venta como trozos de carne y pienso en los puteros que consumen vaginas a buen precio.
Pienso en aquellos que creen que tienen derecho a robar la paz y las materias primas a cambio de inflamar vientres que agonizan.
Pienso en los que firman acuerdos para que se construyan más vallas, para que se disparen más balas, para que se mueran los refugiados que esperan sin esperanza ser tratados sencillamente como seres que sienten y piensan.
Pienso en los patriotas que recuerdan la patria sólo cuando peligra su España y no cuando lo que peligran son las libertades democráticas.
Pienso en los carceleros, en los jueces, en los fiscales que persiguen a quienes no comulgan con sus ideas ni con sus leyes.
Pienso en los emperadores, unidos como hermanos para el desastre irreversible de la tierra, del mar, del aire.
Pienso en los inmensamente ricos, en los inmensamente miserables que cierran los ojos de la humanidad para siempre.
Pienso en todos ellos y en los indiferentes, en los machitos de puño izquierdo, en los antiimperialistas que aplauden lo que sucede en Yemen o en Siria, en los charlatanes republicanos que no dudan en besar al rey su mano, en los opinólogos que son liendres y de nada entienden, en la panadera que vota a la derecha, en los sindicalistas que hacen horas extras, en los que defienden la sentencia que mantiene a los de Altsasu en la cárcel, en los que se quedan mudos cuando es preciso que ladren, en los que ladran cuando es preciso que callen, pienso en todos aquellos que de una forma u otra son culpables de estas vidas que se parten, de estos pueblos que se rompen, de este vivir ahorcados por la guerra, la represión o por el hambre.
De este vivir sin alas, sin cielos, sin oasis.
Afirmo que son infrahumanos porque están a medio parir y a medio parir nos obligan a existir igual que bestias.



lunes, 17 de diciembre de 2018

El azar



Si volviera a nacer no sé dónde me dejaría el azar.
No sé si yo asomaría entre las piernas de una mujer para ver por primera vez la pobre luz de los que nada tienen.
No sé si vendría a la vida de una madre mil veces violada cuando en el horizonte dibujaron para ella un futuro de abundancia y creyó que era posible dejar atrás la miseria que sus padres le dejaron en herencia.
No sé si mi primer grito sería bajo los escombros de cualquier guerra, con una madre muerta y la soledad del calostro derramándose inútil por su piel gélida.
No sé si nacería en una ciudad que parpadeara impenitente su alegría mientras mi condena fuera la tristeza por ser mujer o por ser negra.
No sé si nacería en el campo cuando se reparte el jornal de las esclavas y se azota a quienes paren a deshora, a quienes no menstrúan, a quienes son embestidas por falos hasta preñarlas por la fuerza.
No sé si nacería en la cárcel una noche de tormenta, que recordara las torturas nueve meses antes.
No sé si el azar me dejaría en el útero de una mujer cuando en su casa todo escaseara y alguien le ofreciera por mí, dinero a tocateja.
Si volviera a nacer no sé qué rincón del mundo elegiría el azar para dejarme. Quizá el mismo que ahora tengo y desde el que afirmo que todas pudimos haber sido esa humanidad que crece sobremuriendo a duras penas.
Tuve suerte, eso es todo.
Pude haber tenido peor destino y ser otra la poeta que mira con nausea este mundo y lo cuenta.

viernes, 14 de diciembre de 2018

El Bálsamo de Fierabrás



A esta hora se multiplican los nigromantes.
Asoman en las pantallas de televisión, en la prensa escrita, en las redes y en los libros con su aire de sabelotodo para convencernos de que ellos ven el porvenir en el poso de sus cafés y por eso saben que nada se puede hacer, que el mundo es así, que siempre hubo explotadores y explotados y lo mejor es prepararse para minimizar los daños.
Y se quedan tan panchos. Creen que vivimos en el mejor de los sistemas posibles. No imaginan que un paso más allá estamos nosotros preguntándonos por qué a las democracias se les llenan las tripas de cadáveres.
A estos nigromantes bien amaestrados en las universidades yo les diría que el porvenir que ellos pregonan viene ya degollado, que todo es un engaño porque detrás de las urnas, en la sombras o bien iluminados, los que lo tienen todo se reparten los despojos de lo que va quedando: tierra, aire, agua, materias primas, esclavos.
Y a estos nigromantes de manos y trajes finos, de locuaces oratorias, de púlpitos, estrados, de platós y editoriales les digo que nunca antes se llenó el aire con tantas mentiras. Que nunca antes hubo tantos mercenarios de las ideas en pie de guerra para inocularnos mansedumbre e impotencia.
Su oficio es convencernos de que las cadenas son mejores que las cuerdas.
Que mejor encadenados que ahorcados.
Que mejor aceptar esto que perderlo todo rebelándonos.
Y qué quieren que les diga, es urgente poner en evidencia que nos venden el Bálsamo de Fierabrás de la democracia  sabiendo que de nada sirve.


viernes, 7 de diciembre de 2018

A garrotazos



Nos domina la víscera, la entraña más vil, la casquería.
El cuerpo se nos llena de bilis y salimos a la caza del culpable. Fuera de nosotros mismos encontramos otros pueblos a los que dirigir el odio, otras banderas a las que señalar con el dedo y bajar de inmediato los pulgares.
También sucede con la izquierda que incapaz de mirarse a sí misma prefiere tomar el atajo de la ofensa, el menosprecio, la humillación de sus iguales.
Si el fascismo avanza en cualquier lugar del mundo, si llegan al parlamento andaluz o vasco, si pasean sus pezuñas, impunes y arrogantes, la responsabilidad es de todos nosotros que nos posicionamos en la trinchera de la izquierda. No estamos haciendo bien nuestro trabajo en el desierto de las ideas, no sabemos organizarnos de manera adecuada, preferimos atomizar cada lucha con nuestras diferencias, en definitiva:  no tenemos ombligo en el que mirarnos.
Lo cierto es que yo sé muy pocas cosas, casi nada, pero lo que sí sé es que mientras nos lanzamos pedradas, nos arrancamos la piel a dentelladas, mientras lanzamos arena a los ojos de compañeros potenciales, las victorias son de otros y también las calles.


lunes, 3 de diciembre de 2018

Compañeros andaluces



Compañeros andaluces, nombres anónimos que a pie de calle ondeáis la bandera del antifascismo:
He apretado vuestras manos como se aprietan las ideas que se llevan hasta la muerte.
He caminado a vuestro lado por esa tierra emputecida tan llena de injusticias y he compartido palabras y vino en tardes que nunca terminan.
He comprobado que vuestro coraje no se desgasta con los años si no que se estrena una y otra vez con cada día.
Os he visto en el arte, en la literatura, en el cante.
Os he visto arañando la memoria de los asesinados.
Os he visto solidarios con el inmigrante, solidarios con otros pueblos, de frente frente al imperio.
Compañeros, la lengua bífida del fascismo se estrenará en vuestro parlamento, bajo vuestro mismo techo, pero podía haber sido bajo el nuestro.
Nada nos separa.
Siempre hubo, en todos los lugares, esclavos contentos que a pesar de su hambre antigua besan los pies de quienes tienen en propiedad el suelo, el cielo y el aire.
Compañeros antifascistas, hombres y mujeres de bien que nunca claudicáis: hoy necesitamos el pecho frío, el puño alzado, las venas ardientes y esa lucha solemne y ejemplar que asciende desde las raíces por toda Andalucía.

domingo, 2 de diciembre de 2018

España ha muerto



Los inmigrantes van y vienen por nuestras calles; nos venden pañuelos mientras tomamos café, limpian nuestras casas, cuidan de nuestros niños y de nuestros ancianos, trabajan a destajo en los andamios, de sol a sol en los invernaderos, se dejan la vida en las vendimias. Los que trabajan.
Los que no lo hacen, los que no encuentran quien pueda explotarles, invisibles a nuestros ojos, no existen salvo para ser perseguidos, hostigados, golpeados, detenidos por la policía o asesinados por cualquier fascista.
Y siguen viniendo a través del mar o atravesando las fronteras, siguen llegando a nuestra tierra compañeros que quieren lo mismo que nosotros: paz, pan, techo, salario.  Son iguales que nosotros, pero más pobres porque a ellos los han empobrecido más salvajemente, porque a ellos los diezman con sed y plomo, porque para ellos vivir tiene la urgencia de la huida, la urgencia del exilio, la urgencia de escapar, aunque paguen el peaje con sus propias vidas.
Y este país de mierda los trata como si fueran bestias, como si fueran despojos, como si fueran piedras.
Estoy tan harta de esta España deshonesta, tan vil y tan canalla.
Tan harta estoy de las palabras necias, de ver a estos compañeros llegando a nuestras costas para encerrarlos en cárceles donde reciben golpizas o se ahorcan.
Qué espanto esta España, qué hueca está, qué tierra de egoísmo y desmemoria.
No hay remedio, España ha muerto.

viernes, 30 de noviembre de 2018

La casa sin barrer



Estos últimos años, décadas quizá, hemos transitado desde la pobreza a la indigencia. No sólo económica que ya es bastante, también indigencia política y judicial. Tres pilares que carcomen nuestro porvenir y lo dejan a merced de los más bestias.
Perfectamente manipulados no vemos los andrajos ni la sarna que nos rodea y representa.
Y me niego a creer que esto es irreversible, que debemos quedarnos así, tal cual, con esta podredumbre que se esparce ante la mirada indiferente de los más miserables.
Yo me niego a creer que no seremos capaces de recuperar a la fuerza la dignidad que nos han expropiado.
Me niego a creer que no pondremos en su sitio a todos aquellos que han colaborado en la descomposición de este cadáver que es la democracia.
Primero llegaron con la crisis, después llegaron con las leyes y remataron con las cárceles.
De creer poco a no creer en nada.
De esperar a desesperanzarse.
De salir a las calles a dejarlas vacías.
Es nuestra también la indigencia.
La lucha la hemos empobrecido para dejarla desnutrida a los pies de las urnas.

domingo, 25 de noviembre de 2018

Las jaulas



Una buena forma de someter a un pueblo es dejar que piense que es libre.
Libre para pensar, para elegir, para comprar, para vender.
Libre para expresarse, para crear, para quejarse, para cambiar.
Sucede que nada de esto es cierto. Sucede que la libertad de pensamiento está ahora mismo contra las cuerdas.
Los más ingenuos creen que sus ideas nacen de ellos mismos y no corren ningún riesgo, aplican su pensamiento en lo cotidiano y dicen sentirse representados, protegidos por una ley que blinda su ideología.
Pero la libertad de pensamiento que hace peligrar esta narcosis social, la que cuestiona una y otra vez la farsa de la democracia, el pueblo libre que analiza la realidad y se posiciona en contra es un excluido, un paria, un amargado que utiliza la palabra para violentar la paz de los esclavos y por eso deben quitársela, está justificado que vaya entre rejas. No les gusta que nadie les diga que caminan como si fueran calaveras.
La libertad de pensamiento tiene unos límites claros, unas fronteras que no deben ser traspasadas, es una jaula donde vuelan ideas. Si salen fuera serán atacadas por las bestias.
Pero el mundo fue cambiando porque hubo quienes se atrevieron a volar en otros cielos.
Porque no se conformaron con decir amén y elegir entre tiranos.
Porque contagiaron con sus sueños a los más resignados.
Porque imaginaron un porvenir de pueblos sin canallas.
Hoy la libertad de pensamiento es de nuevo una quimera, de nuevo la cárcel es una amenaza, de nuevo el ostracismo es una condena. De nuevo nos encontramos hablando por lo bajo, midiendo los pasos, mirando para atrás por si viene alguien.
En este mundo de cautivos han declarado la guerra a quienes señalan el fraude de la libertad con cadenas.

viernes, 23 de noviembre de 2018

La publicidad



Habrá que preguntarse por qué a las alimañas fascistas se las trata en los medios de comunicación como algo residual, anecdótico, casi folclórico.
Los vemos desfilar ante las cámaras con sus banderas, con su merchandising; viejas temblorosas con el brazo alzado, jóvenes matones y descerebrados, mujeres que se toman el café diario en bares donde guardan con nostalgia las balas que no fueron usadas, misas por el genocida, curas que  desabrochan su bragueta mientras dan vivas a Franco, tertulianos que echan leña al fuego con sus odios viscerales, desfiles por las calles, insultos, golpizas, vía libre en las redes sociales y los medios de comunicación casi ríen con sus amenazas, con sus gracias, con su estética cañí y su todo por la patria.
No quieren hacerse cargo de esta realidad que tenemos entre las manos. El trato que les dan favorece que salgan de las madrigueras, los alimenta, los hace crecer, consigue que se reproduzcan sus ideas.
Ahora mismo se están organizando contra todo aquel que quiera romper España, contra todo aquel que no sea facha, contra los extranjeros más pobres, contra los políticos y las mujeres libres, contra los homosexuales, contra ti y contra mí, contra todas las que estamos en esta trinchera exigiendo una democracia de veras.
Mientras escribo estas letras seguro que en alguna cadena de televisión hay un micrófono buscando al fascista que quiera hablar sobre los huesos del asesino, sobre El valle de los caídos, sobre lo mal que está España desde que llegó la “izquierda”. Si les tiran de la lengua dirán que están con ganas de salir a cazar.  Y tranquilamente después darán paso a publicidad.
  

sábado, 17 de noviembre de 2018

Explicadme compañeros


Yo no quiero compañera que pienses como yo, pero al menos dime cómo justificas que la Iglesia estuviera del lado del franquismo disparando a bocajarro su moral contra aquel pueblo desnutrido que tan sólo pan quería pan y libros. Dime cómo justificas que llevaran bajo palio al asesino, que encarcelaran a sus curas más comprometidos, que compraran y vendieran niños, que los cobraran a tocateja, que lleven la pederastia en su ADN y que hoy todas nosotras les financiemos a escote porque lo mandan unos individuos que elegimos cada cuatro años.
Yo no quiero compañero que pienses como yo, pero al menos dime cómo justificas que esta democracia que defiendes encarcele a la gente por sus ideas, por sus bromas, sus canciones o sus informaciones. Dime cómo explicas que haya cada vez más pobreza, más ignorancia, más policía, dime por qué lo haces, dime cómo razonas, dime las excusas que pones a los sobornos, a la corrupción, a la impunidad y por qué no cuestionas esta monarquía de sátrapas ahijados del fascismo.
Yo no quiero, compañeros que penséis como yo, pero al menos explicadme cómo es posible que defendáis la España heredada del todo por la patria, que reprimió y reprime a los pueblos que agitan otras banderas, cómo defendéis esa España de caciques, mercaderes, charlatanes, puteros y cortesanos que nos llevan al precipicio.
Sólo quiero que me expliques cómo explicas tu o tú o aquel la sangre y las rejas, los votos y las quejas, el olvido y la memoria, la explotación, la venta de armas, el enriquecimiento desmedido de unos pocos, el robo a manos llenas, la emigración de los nuestros y la llegada en masa de los más empobrecidos para maltratarlos en los CIES. Cómo explicas esto convencido de que el pueblo lo ha elegido.
Compañeros, por favor, explicadme cómo aun confiáis en quienes sólo quieren de nosotros que seamos siervos del pecado o del patrón, sus esclavos.

martes, 13 de noviembre de 2018

A medias



Creo que este tiempo es el tiempo de decir las cosas a medias.
Vamos de aquí pa allá enarbolando la bandera de la izquierda, pero sólo un ratito, cuando toca agitarla con fiereza nos atamos los zapatos para que no se nos vea.
Estar del lado de Palestina está bien, llevamos orgullosas la kufiya alrededor del cuello, en la cartera una pegatina con su bandera y nuestro Facebook arde cuando asesinan en Gaza, pero no hacemos caso a Siria, ni a Yemen y Libia es un país oscuro que no alumbra nuestro postureo.
Afirmamos con contundencia que defendemos el derecho de los pueblos a decidir su destino, pero sólo un ratito, a medias, si esto ocurre con los Kurdos o con Córcega está bien, si son los vascos, andaluces o catalanes cerramos filas y sale la patria unida para siempre de nuestros pulmones.
También con el feminismo nos sucede, censuramos nuestro lenguaje para ser modernas, exigimos el fin del terrorismo patriarcal pero cuando se habla de putas, la cosa cambia. Es un trabajo, decimos, cada cual hace lo que quiere, insistimos, debe ser regulado, deben pagar impuestos, es su derecho, todos nos vendemos. Bla, bla, bla, y mientras, nuestros cuerpos de mujeres son mercancía, incubadoras, fábricas de niños en serie.
Y así con todo, la izquierda diciendo las cosas a medias y los que hablan alto y claro al banquillo de los acusados, a la cárcel o al exilio.
Sobran ejemplos, pongámonos serios.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Los soldados



Quieren ser soldados de un ejército en una guerra nueva que ya se estrenó en el pasado.
No les bastará con salir en manada arropados por una bandera que los lleva a la sicosis, no les bastará con llenar sus casas de rifles y escopetas y reuniones hasta el alba donde el odio se preña de razones: la culpa es del emigrante o de las mujeres o de la izquierda.
Quieren ser soldados, quieren ser algo más que ese puñado de bestias saliendo a la caza del cómico o de los homosexuales que se besan.
Quieren de una vez que el miedo nos obligue a quedarnos en casa mientras ellos callejean a sus anchas y defienden con sus minúsculos cráneos la patria.
Quieren ser como los otros que se amontonan en las fronteras para disparar a todo aquel que se acerca.
Quieren ser un ejército y necesitan la guerra, se la inventan, nacieron para ser soldados, son carne sin conciencia.
Y cada vez son más los que esperan ser llamados a filas, cada vez son más los que desean recibir la orden de atacar sin reservas.
Cada vez son más.
Desde EEUU hasta Europa, desde Brasil hasta Arabia Saudí aúnan fuerzas, avanzan y se repliegan, ni una sola derrota y si se lo permitimos, la victoria.

Miraremos para atrás



Miraremos para atrás para saber cuáles fueron las renuncias que hicimos a lo largo de la vida,
para reconocer las fronteras que se alzaron sin ser derribadas con nuestra fuerza,
para abrir de par en par las puertas donde quedaron los amigos con sus memorias torturadas,
para dormir el sueño quieto de quienes no pudieron soñar porque antes los mataron.

Miraremos para atrás como si fuera demasiado tarde para cambiar las cosas,
como si estuviese demasiado lejana la razón que nos nombró “humanos”,
como si apenas pudiéramos ser algo más que este despojo de excusas, relojes y egoísmo,
como si el porvenir viniera de rodillas y atrás sólo quedaran huesos y cenizas y lo hubiésemos aceptado como una terrible profecía,
como si no mereciéramos tararear el estribillo de canciones triunfales en medio de la risa.

Miraremos para atrás,
allá donde siempre las banderas ondearon a media asta,
donde el plomo deshizo el amor con sus blasfemias marciales,
donde debilitaron la voz y cortaron las manos,
donde cayeron sin piedad por habernos callado.

Miraremos para atrás,
y entonces sabremos que no fue suficiente lo que hicimos
para detener a lo que desoyen los gritos y crucifican a la humanidad y a los cisnes
en nombre de mercaderes que postran los deseos de ser libres.

Miraremos para atrás
pero llegaremos tarde
sólo quedará un desierto de sangre
y victimas sin nombre
que escriben la historia de los nadies.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Los diositos



Ellos, tan dignos tan decentes. Con sus camisas limpias y sus cuellos almidonados. Con sus vestidos de marca y sus tacones al alza, son los justos, los que reparten sentencias, los que dicen qué es delito, qué tiene impunidad y cuántos años de cárcel cuesta ser un criminal.
Ellos, los ecuánimes, los más empollones, nos ven como parias.
Viven de espaldas. Comen a dos carrillos y ponen precio a su oficio.
A algunos de ellos no les salpica la sangre de las torturas, otros se ríen de las mujeres que son maltratadas, otras reciben bofetadas de Europa por ordenar cierres de periódicos, por encarcelar a políticos, por negar la libertad de expresión, por convertir la justicia en un cortijo franquista.
Pero ellos tan dignos, tan decentes, tan estudiados, con sus finas manos y sus bigotes recortados, con sus voces triunfales se erigen en dioses de pacotilla y nos mandan callar por cojones.
Y les importa una mierda que ya no creamos en ellos.
A los dioses no les importan los fieles, sólo les importan los castigos desmesurados que pueden imponerles.


martes, 6 de noviembre de 2018

Estrasburgo habló bajito.


Estrasburgo sentencia que no hubo un juicio justo para Otegi y sus compañeros del caso Bateragune.
Punto, nada más.
Otra vez nuestra democracia con su justicia y sus charlatanes queda con el culo al aire.
Pero el daño causado a este pueblo de manera reiterada, década tras década, quedará impune porque cuando se trata de pueblos que aspiran a liberarse de la bandera rojigualda, todo vale.
Aunque desde Europa digan por lo bajito que fueron encarcelados injustamente, la democracia seguirá con su frenético autoritarismo.
Aunque sean la vergüenza de todo aquel que crea en la justicia.
Veremos qué sucede de ahora en adelante, veremos a los presos políticos catalanes darles también la razón después de años en el talego, veremos salir de la cárcel a los jóvenes de Altsasu, también después de años, veremos contra las cuerdas a los que diseñaron las leyes para poner el yugo al que disiente y España, la grande y la libre, será a la vista del mundo entero la enorme  mierda que tantos señalamos y que a tantos costó el peaje de su libertad.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Los jinetes



Los fascistas tienen la palabra. Nosotros mudos mientras ellos hablan.
Quieren desandar el poco camino que anduvimos y no se detendrán porque los cimientos sobre los que se levantan nunca han peligrado, cabalgan a lomos de la democracia, la domaron cuando era apenas un potro.
Muerto Franco los jinetes cabalgan.
Esto lo sabemos todas, de todas es conocida la impunidad con la que han macerado sus ideas y sus negocios.
Pero me temo que nuestra respuesta no está a la altura, que nuestra memoria de aquellos tiempos no nos está sirviendo, que aún esperamos que los tribunales o los políticos den la cara y se planten corajudos ante este renacimiento de asesinos potenciales.
La izquierda calla respetuosa mientras se multiplican argumentando que serán derrotados en las próximas elecciones, las calles se adornan con banderas patrias, las cárceles se llenan de presos políticos, los cómicos son perseguidos, la libertad de expresión es tan poco libre que hasta un tuit puede llevarte a la trena.
Estos políticos de izquierda tan correctos saben que los fascistas van a por todas, que están de su lado la ley y las urnas, que todos los medios de comunicación participan de esta verbena de autoritarismo que nos tienen programada y aún así no tienen una respuesta contundente ante este desafío que ya conocimos y nos lleno de sangre las cunetas.
El paisaje es desolador. Mañana irán a Altsasu a enseñar sus cuernos, sus pezuñas, sus cojones.
Y dicen que hay que respetarles.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Un par de piernas



Un par de piernas, eso es todo lo que tienen.
Un par de piernas que caminan lentamente por América hacia un destino de soldados y disparos. De desprecio y malos tratos.
Un par de piernas para llegar a la frontera de un imperio que los espera con fusiles de asalto.
Tienen miedo a esas piernas multiplicadas por la pobreza y la violencia.
Tienen miedo a ver el hambre que esparcieron cuando fueron a sus patrias.
Tienen miedo a unas piernas que caminan, que avanzan paso a paso, que muestran el dolor de quien abandona su casa, de quien agarra a los niños y se los pone a la espalda, de quien promete regresar cuando los sueños sean la verdad que necesitan sus familias.
Tienen miedo, los ven acercarse a través de su mira telescópica porque mirarlos a la cara puede romperles las arterias.
Un par de piernas ese es su patrimonio. Con ellas huyen, con ellas avanzan.
Con ellas se han puesto en pie para decir basta.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Hay muertos y muertos



Hay muertos y muertos. Muertos que no merecen ningún respeto.
Muertos que murieron de viejos, masturbados por los curas.
Hay muertos que son puercos.
Muertos que vivieron dejando al pueblo a oscuras.
Muertos que no se fueron con lo puesto,
muertos genocidas.

Hay muertos que sólo merecen el fuego en sus huesos,
hay muertos que aún mandan escupir en el rostro de las víctimas.
Hay muertos corrosivos, sepultados y protegidos
por canallas y asesinos.
Hay muertos audaces que engendran peste.
Hay muertos que no son cadáveres,
que huelen a pólvora, a incienso,
que viven con el aplauso de una España que mutila la memoria
de quienes si fueron muertos dignos.

Hay muertos y muertos.
Hay muertos que no merecen ningún respeto.


lunes, 29 de octubre de 2018

Los espejismos



Vemos que la democracia es una más de las opciones criminales que padecen los pueblos. La excusa moderna para continuar con la esclavitud y la violencia.
Lo vemos en Brasil, en EEUU, en España, en Israel.
La democracia es perfecta. Su barniz electoral consigue que seamos nosotros mismos los que nos pongamos la soga que nos ahorca.
Dicen que es la gente la que elije por eso toca callar mientras se llevan las riquezas, mientras se abren las cárceles y se cierran los hospitales, mientras la gente más empobrecida se empobrece más y muere antes y muere peor y muere sin saber qué es una pizca de justicia pa los miserables.
Qué engañados estamos al creer que la democracia es el poder en las manos del pueblo, qué engañados estamos al creer que un día venceremos luchando desde dentro, qué ilusos somos al no darnos cuenta de que estamos atrapados en este engranaje delirante donde nuestros votos son el chantaje para continuar extorsionándonos.
Ahora mismo, desarmados ideológicamente, atomizados, sin un cordón umbilical que nos amarre al mástil de la utopía seguimos los cantos de sirena de los demócratas y vamos aún más a la deriva.
Vemos manantiales pero la sed nos seca porque no hay agua en esta travesía que dura cuatro años y luego se repite otros cuatro y luego otros cuatro. Hasta la deshidratación completa.
No hay oasis en las democracias burguesas.
Todo son espejismos.

sábado, 27 de octubre de 2018

Instrucciones para ser un buen fascista



Instrucciones básicas para ser un buen fascista:
Cree en el dios de los pederastas, odia a quien cree en otros dioses es ateo o apóstata.
Piensa en España como en una mujer a la que puedes maltratar y violar según se tercie.
No leas.
Ráscate los cojones cuando te miren, babea, lleva la bandera con el aguilucho visible, si vas a EH, a Cataluña, a Galiza o a Andalucía, llévala talla XXL.
Si ves a dos maricones besándose, golpéalos.
Si ves independentistas, golpéalos.
Si ves emigrantes, golpéalos.
Si ves zurdos, no lo dudes, también golpéalos, que tus amigos vean la eficacia que tiene la droga que compras en el gimnasio.
Si viajas en metro, provoca a los pensionistas que van sentados, a los discapacitados, a las negras, a las que llevan minifalda, a todo aquel que te observa.
Si te encuentras con una manifestación de “guarros”, llama a los colegas y entrena con el más vulnerable las patadas que te han enseñado, hasta que reviente.
Si sabes escribir hazte guardia civil, policía nacional o mejor, de la Legión.
Si eres hombre cásate, la mujer mejor en casa pa servirte.
Si eres mujer, cásate, aplaude a tu hombre y sírvele en lo que necesite.
Eructa.
Eructa.
Elige un líder: Franco, el carnicero de Málaga, Primo de Rivera, Naranjito son algunos ejemplos.
Defiende a los amos que te dan trabajo, no los cuestiones, bésales las manos.
Sal a cazar de noche, en los cajeros siempre hay infrahumanos que no van a denunciarte. Que no te importe si son niños, mejor acabar con ellos antes de que se multipliquen.
Si quieres ser un buen fascista, ama los toros como a ti mismo, las procesiones, los desfiles militares, el porno y los prostíbulos.
Y sobre todo si quieres ser un buen fascista no tengas miedo al derramamiento de sangre, a los crímenes. Todo lo que hagas por dios y por la patria quedará sin castigo. Piensa siempre que eres invencible.


domingo, 21 de octubre de 2018

A la guardia civil se le respeta (Rivera dixit)



No hay tambor que calle la voz de los ahogados por el olvido. No hay fusil, ni tricornio, ni ronda de madrugada que no recuerde a los emputecidos que una vez los dispararon a quemarropa. Que una vez los encerraron en calabozos desde los que se oía a los torturados agonizar hasta morirse.
El terror aún transpira por su sangre de metal, por sus trajes verde olivo, por sus asesinatos legales, por su ley de exterminio.
Ya no van a caballo, practican el disimulo, son condecorados y ascendidos, pero sus intenciones desafinan. Son los de entonces, los de aquel tiempo en los que el pan y la letra escaseaba. Son los de entonces: combatientes con guadaña en una patria que no los quiere ni necesita.
Rivera sabe esto y lo resucita. Como un general humillado por su cobardía irá a Altsasu a poner sus cojones encima de la mesa. A escupir en la cara de un pueblo que sufre el escarnio de la Benemérita.
Rivera y sus compadres desean una nueva guerra donde triunfe el brazo alzado y el miedo a manos llenas. Irá el próximo 4 de noviembre a Altsasu acompañado de los acuartelados vestidos de domingo y se encontrará solo, con todas las persianas bajadas.
Encontrará un pueblo vacío que desprecia su inmenso olor a mierda.

viernes, 19 de octubre de 2018

Los fósforos



Los nombres de cada una, perdidos en los laberintos infames de la indiferencia, nos gritan que mueren más, que son más las asesinadas, suicidadas, golpeadas, estigmatizadas.
Esos nombres de mujer o de hombre arrinconados, son muchas veces arrojados a la calle por sus familias, son muchas veces obligadas a la prostitución como única salida, muchas veces viven en la pobreza porque no encuentran la forma de hacerse un hueco en esta sociedad perfecta.
Sólo hace falta una migaja de empatía para darse cuenta del sufrimiento del colectivo transgénero, una mirada al mundo es suficiente, una pizca de solidaridad y se abre ante nosotras una realidad que martillea la conciencia.
Pues va el partido feminista liderado por Lidia Falcón integrado en Izquierda Unida y en el colmo del agravio y la incoherencia las compara con puteros, proxenetas y compradores de niños.
Feministas hablando en esos términos, feministas de izquierda para más inri lanzando a la hoguera a un colectivo que viene atravesando la historia en llamas.
Y no ha sido un tuit puntual, un patinazo, un desliz.
En su sagrada concepción del feminismo no cabe la idea de lo diferente a ellas, tienen por lo visto un arsenal de fósforo siempre dispuesto para comenzar la quema.

jueves, 18 de octubre de 2018

Quiero hablar de la vida



Quiero hablar de la vida, pero no puedo.
Es amargo el aliento de las que escribimos sin sol y sin estrellas.

En este crepúsculo misterioso
escuchamos el óxido de los metales
atravesando la piel de quienes no respiran paz con sus pulmones.

Quiero hablar de la vida, pero no puedo
porque el porvenir es ciego,
porque la tierra vacía su vientre a la fuerza
y los jóvenes caen en un abismo codicioso y hambriento.

Quiero hablar de la vida,
de la risa y el sexo
y las tardes tediosas que discurren lentas por la acera.
Pero no puedo.

Por todos los lugares acechan los drones, fusiles de asalto, ametralladoras,
soldados con una sola bandera.
Y nosotros seguimos sin ponernos de acuerdo,
apóstoles mudos en desiertos donde sólo nos escucha el viento.

Quiero hablar de la vida, pero no puedo.
Hay un llanto que es plegaria,
que es hueso enterrado,
que es emboscada y amnesia.

Quiero hablar de la vida.
Sencillamente no puedo.


domingo, 14 de octubre de 2018

Los fascistas



El fascismo avanza a lomos de la democracia.
Es la vieja profecía que puede volver a cumplirse.
La excusa de las urnas servirá a los fascistas para hacernos cautivos de su ideología de matarifes.
En El Estado español ahora mismo celebran el renacimiento de aquellos tiempos de miedo y tiros en la espalda. De cunetas y paredones. De mujeres condenadas a ser nada, de maricones entre rejas.
Les crecen las garras a los fascistas, tienen a la Europa más negra de su lado. Tienen la impunidad y el blindaje de los demócratas que esperan turno para acariciarles el lomo.
Su reguero de babas, su aliento a cuadra, sus pezuñas, sus hocicos se multiplican en cada pueblo.
Y nosotros, los que nunca conocimos una pizca de justicia, nosotros, los que aún creemos que es posible la esperanza, que es posible rescatar la memoria oreando las heridas.
Nosotros que creemos que es posible la ternura, el pan y la poesía no podemos ceder el paso a esta manada que camina con sus banderas de pájaros oscuros, con sus brazos en alto, con su odio primitivo.
No es tiempo de bostezos.
Largas filas de bestias tienen hambre de golpes y de muertos.
La mesa aún no está servida.

jueves, 11 de octubre de 2018

Los conquistadores



Más o menos todos reconocemos en el día 12 de octubre el comienzo de la conquista de un continente: Se llevaron el oro dejando ríos de sangre.
Nos decimos que esta fiesta debería dejar de celebrarse, que es una herida en la memoria demasiado lacerante como para ser recordada con alegría, banderas y salvas al aire de cañones. Es lo que pensamos cada año y nos duele saber que al otro lado observan con cara de asombro a nuestros reyezuelos tiranos y a nuestros mercaderes dispuestos siempre a arribar a sus puertos.
El día 12 de octubre nos trae estos pensamientos. Hoy yo también pienso si desde 1492 hemos cambiado algo.
Ya no nos queman en las hogueras, ni nos torturan sentados con los pies cubiertos de sal para que nos laman las cabras hasta dejarnos en los huesos, ni nos arrancan el cuero cabelludo, ni nos encadenan para vendernos en mercados donde nos revisan los dientes y las tetas. Es cierto todo esto, pero también es cierto que aún somos esclavos y trabajamos de sol a sol para un amo que a veces es terrateniente, a veces banquero y a veces es dueño de fábricas donde es imposible respirar y donde el sueldo apenas alcanza para seguir arrastrando la vida.
Pienso que hemos cambiado algo: ya no hay cámaras de gas en donde se amontonan cadáveres grisáceos.
Pero continua el descubrimiento de nuevos mundos adonde llegan como lobos en celo para saquear y diezmar cada porción de tierra. Erre que erre viajan buscando riquezas y a cambio de ellas raptan y violan, asesinan, secuestran semillas, imponen su fe de mesías capitalistas. Igual que hicieron en América.
Hemos cambiado algo, más bien poco. Los conquistadores no murieron.
Siguen vivos después de tantos siglos.
Una mirada al mundo más allá de nuestras fronteras y llegaremos sin brújula a las tierras que hoy están siendo descubiertas y conquistadas a la fuerza.

jueves, 21 de junio de 2018

Los depredadores



Los depredadores andan sueltos. Punto.
Los picoletos es lo que tienen mueven los hilos y bailan los jueces.
La calle nunca fue nuestra, nos la arrancaron de cuajo cuando dejamos de volver a casa solas, cuando nos empujaron a los portales, cuando nos llevaron a la fuerza a descampados terribles donde nos abrían las piernas para imponernos su falo.
Nunca fue nuestra la justicia. Nuestro dolor es placer a los ojos de quienes dictan sentencias.
Nuestro cuerpo nunca fue nuestro porque lo compran y lo venden sin preguntarnos.
El derecho de pernada se hace valer con sus leyes.
De día el tricornio, la ronda, el lustre de su oficio denigrante. De noche la presa, los pezones que sangran, el desgarro callado, la soledad entera en un cuerpo que es violado hasta que no pueden más los depredadores.
Y están sueltos, por millares, por millares acechan, impunes y arrogantes.
Yo pienso que ya es hora de poner el miedo en su sitio, que lo tengan ellos.
Es hora de que esto acabe.

viernes, 15 de junio de 2018

Los condenados de la tierra



Los condenados de la tierra huyen como sea.  Arriesgan sus vidas en famélicos barcos que naufragan con el primer azote de mar. Vemos sus cadáveres sobre la arena. Una hilera de cuerpos con su tragedia muerta, con su memoria ahogada, con su futuro inundado para siempre. Son infrahumanos que fallecen por millares. La riqueza de sus países de origen es castigo y es condena.
Dejaron atrás el hambre y el plomo. La amenaza permanente de no poder sobrevivir, el miedo intenso que se clava día a día porque un disparo, una sequía, un hallazgo poderoso de coltán, petróleo, de diamantes significa esclavitud y hambruna.
Y qué más da si mueren un millón o tres o cuatro.
Qué más da si los vientres se inflaman y las moscas devoran los párpados de los niños.
Qué más da si las diarreas los fulminan y las bombas los despedazan y se diezman los países y hacen explotar sus soberanías.
Qué más da el otro mundo, tan lejano, tan pobre y desquiciado, tan herido y desangrado.
Qué más da su mala suerte, esa suerte demoníaca que los parió en lugares fértiles en materias primas.
Y nos creemos solidarios porque vamos a recibir a un puñado que naufragó y que fueron salvados.
Y mientras deciden qué hacer con ellos, mientras unos dicen que sí y otros que no, otros muchos condenados de la tierra huyen ahora mismo de los chacales de Wall Street y similares que los masacran a golpe de talón sin importarles.
En este mundo que nada sabe, afirmamos que no tenemos sitio para tantos sin preguntamos quién originó este sacrificio humano.
Quiénes tienen las manos manchadas de sangre y sobre sus hombros millones de muertos sin nombre.
En este mundo que nada sabe la ignorancia se premia con barbarie.
Porque son otros, claro. Otros son los que se amontonan en las fronteras, entre el oleaje, otros son los que caminan sin brújula arrastrando a los hijos que lloran o a los viejos que no caminan.
En este mundo que nada sabe es difícil no sentir asco de la escasa humanidad que nos va quedando.

jueves, 7 de junio de 2018

Jornaleras, yo si os creo¡



Las mujeres jornaleras en Huelva trabajan de sol a sol. Es duro, los huesos se resienten, el salario de limosna consigue apenas amontonar unas monedas con las que engañar el hambre de los hijos.
Pero es que además muchas mujeres que van al campo con su miseria a cuestas son extranjeras, mujeres pobres entre las pobres, mujeres vulnerables, mujeres que viajan por unos meses a este culo de Europa para arrancar de la tierra algún que otro mañana de sosiego.
No las vemos, pero están ahí.
No las oímos, pero están ahí.
Se acurrucan en jergones en los que no pueden dormir porque andan al acecho los patrones y hacen valer su derecho de pernada.
Hablemos claro, las golpean, humillan, violan.
Y en el año 2018 bajo el mismo cielo que nosotras estas mujeres piden la palabra, sin nombre para que no las despidan, sin nombre para que no las castiguen. Sin nombre su palabra se abre paso en esta democracia de esclavitudes.
Es Europa. La Europa de la servidumbre, la Europa que desangra a otros pueblos y cuenta monedas sin avergonzarse.
Esta es nuestra letanía: Pobres entre los pobres atravesando los mares para ponerse cadenas, para recibir más ostias, para ser mil veces violadas.
Y estas mujeres con su dignidad firme piden sólo la palabra, la paz la dieron por perdida el día que llegaron al tajo y se hizo carne el feudalismo.


domingo, 3 de junio de 2018

La caza en Altsasu



Los tricornios mandan.
Por algo en mi pueblo se les tenía terror cuando aparecían, porque a veces, alguien flotaba en un río con las manos esposadas en la espalda, porque a veces se filtraba una fotografía con la cara deformada por los golpes, porque a veces una mujer detenida denunciaba violaciones, porque a veces hubo guardias civiles condenados por torturas, aunque luego fueran indultados.
Los tricornios aún hoy salen de caza.
Ellos dicen que los jóvenes de Altsasu les dieron una paliza cuando iban de paisano y sus novias temblorosas lo confirman.
Pero Altsasu sabe la verdad. Sabe que el andamiaje sobre el que se ha construido esta infamia es la venganza, sabe que sus hijos están entre rejas y estarán mucho tiempo porque no hay garantías democráticas, porque sobre la mentira se edificó una acusación para que la respaldaran el fiscal y la jueza y los medios de comunicación se han encargado de blindarla sin fisuras.
Hoy, como tantas veces sucedió, comprobamos con esta sentencia desproporcionada que no quieren dejarnos en paz.
No quieren la paz para esta tierra.
Utzi bakean Euskal Herria.
Utzi bakean Euskal Herria, ostias¡