Despedir este año tiene sabor amargo:
Detenciones, encarcelamientos a destajo, periodistas
acorralados.
Cantantes, poetas, titiriteros… en la mira de una ley que
ata en corto la libertad de expresión.
Las calles vacías. Vigilan.
Vigilan internet y las mezquitas.
Vigilan los viajes, la ropa, las propiedades.
Fotografiar a los alguaciles es punible.
Denunciar a la
monarquía es punible.
Organizarse en
rebeldías, desear ser soberanos, ser joven, ser extranjero, enseñar las tetas….
es punible.
¿Y la palabra?
Deshidratada.
¿Y la justicia?
A la derecha de dios y de la patria.
¿Y la libertad?
Con las alas atrapadas.
“El show must go on”
Unos cuantos de nosotros aparentaremos alegría, brindaremos
por el tiempo que ha pasado y por el nuevo que llega, nos abrazaremos de buen
rollo, tendremos lugar para los buenos recuerdos, las buenas infancias, las
victorias cotidianas y pensaremos en medio de todo, que, si hay amor, aún todo
es posible.
Pero en la intimidad de nuestro corazón una voz de mujer
cansada nos cuenta que casi lo hemos perdido todo.
Nos habla del porvenir y de la sal, de dioses que desfiguran
las vidas, de esa agonía de mal morir en el infierno, de mansedumbres
esparcidas por los pueblos que ya ni cantan ni se quejan.
En definitiva, esa voz de mujer cansada quiere explicarnos
que nada somos ni seremos sin palabras, sin memoria y sin conciencia.
Zorionak eta Urte berri on 2017.