ARTICULOS ANTIGUOS DE SILVIA DELGADO

miércoles, 6 de octubre de 2010

Los cronistas del poder

Viñeta de Kalvellido

Esta es la sociedad de la mentira, no de la mentirijilla traviesa, si no de esas falacias brutales que dejan demasiados cadáveres en las puertas.
Los informadores del régimen son expertos en tergiversación, ocultamiento, son asalariados de esta democracia tan particular donde unos pocos hablan y el resto son obligados a callar.
En esta sociedad es un delito disentir, es un delito pensar, es un delito ser subversivo.
Todo lo que hace chirriar este sistema de mierda es delito.
Por eso, cuando una verdad atraviesa los muros del estado y llama a sus puertas y reclama una reparación al dolor de la tortura, a la injusticia de las cárceles, al horror de las reformas, al cuestionamientos de su democracia, cuando pide la paz, la maquinaria del estado, siempre tan bien engrasada por los medios de comunicación, empieza su tarea de descuartizamiento con falsedades, acusaciones, ejemplos descontextualizados. Une con la cadena de sus embustes todo en torno a la apología de la violencia, todo en torno al terrorismo.
Dos palabras dramáticamente mágicas, que dichas en el momento oportuno, consiguen dibujar nuevas leyes y sacar la sonrisa cínica de aquellos que viven para ganar, para dominar.
En este tiempo que vivimos, donde la población empobrece día a día, donde el trabajo desaparece por arte de birlibirloque, donde los derechos están invisibles, donde la libertad es una quimera y las deudas nos asfixian y la cultura en una grande y libre, en estos tiempos de miseria, donde la población mayoritariamente vive al borde del abismo, es urgente tenernos quietos, callarnos la boca, no dejar que nuestra verdad arranque todas las quejas, por eso, los cronistas del poder se empeñan una y otra vez en desprestigiar, en no dejar alzar la voz a aquellos que dicen lo que piensan.
Ahora más que nunca aplican sus manuales de manipulación.
Fabrican en serie disculpas que nos criminalicen porque peligra su orden caníbal.
Ese orden que muchos de nosotros no estamos dispuestos a aceptar.

1 comentario:

  1. Cómo conozco esas tácticas. Cómo las he sufrido colectivamente en mis ámbitos de lucha. Nos acusan de tener intereses ocultos -no el interés común que abanderamos-, de no jugar limpio -ellos tan sucios-, de no tener ni idea de lo que hablamos... Y los creen.

    Abrazos.

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