ARTICULOS ANTIGUOS DE SILVIA DELGADO

miércoles, 30 de junio de 2010

Pobreza

Viñeta de Kalvellido

I
Vivo rodeada de pobrezas resecas y distantes,
pobrezas de barrio,
pobreza de llantos sin descuento.
Vivo pegada a jornales invisibles
donde el pan, la lata de conservas,
la ropa usada,
se reparte los domingos.

Vivo y aquí mismo
se respira tristeza en todos los portales
y los niños están quietos
para no agitar el hambre.

Vivo en esta pobreza tan cercana
de espanto, cristales rotos y lejìa.
La pobreza de rodillas.
Vivo, sì, en esta húmeda pobreza
donde las horas se hacen viejas al caer la tarde
y un hombre y una mujer
y todo un pueblo
esperan que algo cambie.

II

Yo no puedo ser ellos, los de enfrente,
no puedo cruzar la calle,
afilar mis huesos,
sentir el aire insípido mientras lo mastico.

No puedo, no,
sòlo nos separa el pan
¡pero què pan tan amargo¡
¡què silencio de cucharas!
!cùànta vergüenza en esta calle larga!

Yo no puedo ser ellos, los de enfrente,
los que sòlo tragan rabia.
No puedo, no,
mi casa es tibia,
mi casa tiene agua.

Yo no puedo ser ellos,
no puedo, no,
¡què pan tan amargo el que nos separa!

III

Maldita e insomne pobreza,
maldita su presencia,
maldita esta pobreza que vive aquí,
a mi lado,
escondida en cocinas mugrientas,
acurrucada en los portales
haciendo cola en las iglesias,
tapada para que no la vea nadie.

Maldita la pobreza del remiendo
y la ropa prestada,
la de las deudas, el mendrugo y las caries,
la pobreza de huesos
y caridad puerta a puerta,
la de las escuelas sin vaso de leche,
la que se arrastra por las calles
y nadie la mira
y nadie le dirije la palabra.

Maldita pobreza,
maldita su evidencia,
maldita,
maldita tù,
maldita vieja,
tan vieja como la historia.
Maldita pordiosera
que en domicilios frágiles
desgranas dolor con tus ojos de piedra.

Maldita por los siglos de los siglos,
maldita tù y tu vientre preñado
de indiferencia.

Un dìa pondremos la riqueza en orden, limpia,
y desapareceràs por los laberintos de la memoria.
Un dìa ocurrirà esto,
Te doy mi palabra,
lo juro verso a verso.

P.D. Poema del libro inèdito"Los partos de la bestia"

El hombre viejo

Viñeta de Kalvellido

Hace mucho tiempo que el hombre viejo tomó en propiedad a la mujer, la tierra, las fronteras. Hace mucho tiempo que valiéndose de la fuerza, haciendo uso de la brutalidad se adueñó de todo.
Ha pasado el tiempo, y el hombre viejo no muere, continúa siendo el amo indiscutible de todo lo que le rodea, continúa en su empeño de doblegarnos con sólo golpes, con sólo muertos sobre la mesa.
El hombre viejo, ese hombre que aún hoy se aferra a la idea de que somos su costilla, camina tuerto.
Dejó al principio el corazón enterrado bajo las calaveras y marchó a recorrer el mundo con su brutalidad por bandera.
Este es el hombre viejo, el hombre que podemos ver diseñando guerras, edificando imperios, repartiendo violencia con sus ideas, con sus leyes, con su lógica de ambición, de poder, de ruina.
No está en sus proyectos modificar su omnipotencia.
No quiere ceder un sólo palmo.
No le interesa.
Pero debe morir para alumbrar uno que mire con los dos ojos, que sea capaz de enterrar la sinrazón de la fuerza, que aprenda a pensar desde el corazón no desde la cabeza, que aprenda a hablar con su boca de mujer, a escuchar con su oído de mujer.
Si esto no sucede, si no baja la guardia, si no está entre sus deseos nacer de nuevo, seguiremos, como hasta ahora, en este infame punto muerto.

lunes, 28 de junio de 2010

¿què pasa?

Viñeta de El Roto

¿Qué pasa, qué ocurre exactamente con la gente que no se preocupa?
¿qué pasa con esas personas que miden la felicidad según se cotice?
¿qué sucede con esos millones de personas abocadas a vivir una vida de miseria y no se enteran de sus pobrezas, de su explotación, de su tristeza?
¿Qué ocurre que no ven esta realidad tan nítida?
¿por qué tragan y tragan?
¿por qué no tienen preguntas?
¿por qué maldita sea no observan la costra que llevan en sus rodillas?
¿qué pasa con su rabia?
¿será que se marcharon lejos de las ideas
y dejaron sus corazones escondidos entre la maleza?
¿será que no saben cómo salir del ensimismamiento
y se quedan quietos mirando espejismos
o salen a caminar alrededor de los gritos son oírlos?
¿Qué ocurre con ellos?
¿por qué tienen el pecho frío?
¿Será que olvidaron mirar?
¿Será que olvidaron escuchar?
¿Será que olvidaron hablar?
¿Será que olvidaron aullar?
¿Será que la gente que no se preocupa, ni siquiera cuando el hambre aprieta,
empuja con su mansedumbre esta rueda de barbarie que no se oxida nunca?

domingo, 27 de junio de 2010

El sistema no tiene que cambiar

Viñeta de Kalvellido

Afirmar que el sistema tiene que cambiar es como decir que el capitalismo tiene una cara amable, o que los dictadores, al envejecer, se convierten en dulces abuelitos, o que la policía está para cuidarnos, o que los gobiernos son honestos, o que los jefes son buenos patrones, o que las guerras defienden la paz.
El sistema no tiene que cambiar, no puede cambiar, es depredador, sólo sabe contar cifras.
Siempre estuvo alejado de la humanidad, siempre fue dando trompadas y siempre estuvo sostenido por millones de injusticias.
Es experto en camuflajes.
La historia nos cuenta que sus crímenes no envejecen.
Esperar que el sistema cambie es ceder al chantaje, es pensar que puede ser reconducido, que podemos enseñarle caminos alternativos, es apaciguar un poco a la bestia, dejarla que se metamorfosee, pero en el fondo, más temprano que tarde, volverá a los zarpazos, a la dentellada, a los sables.
El sistema está cimentado con mentira, impunidad, saqueo, codicia, estos son sus pilares. No conoce otros lenguajes.
Entonces, ¿para qué hablar su mismo idioma?, ¿para qué gastar saliva?, ¿para qué regalarle brújulas? ¿Para que dibujarle mapas que lo lleven al corazón de la vida?
Es tiempo perdido.
El sistema debe derrumbarse para poder construir sobre sus ruinas una manera diferente de mirarnos, para apuntalar una sociedad nueva con ternura, empatía, no con barbarie, no con avaricia.
Es empezar de cero pero es echar raíces saludables.
O lo hacemos ahora o este sistema que nos esclaviza, hoy con metástasis, resucita.

sábado, 26 de junio de 2010

Ya està fabricada la siguiente guerra

Viñeta de Kalvellido

Ya está fabricada la siguiente guerra,
ya están en el cielo los espías, en el mar los cañones, en la tierra las mentiras.
Ya están listas las municiones.
Ya están los sepultureros fabricando féretros,
los periodistas desviando información,
los políticos alquilando sus escaso prestigio por una triste ración.
Ya están dibujando ríos de sangre,
mares de muertos.
Ya están las bestias acechando,
enseñando sus garras, sus encías, vomitando estulticia.
Ya están listos los canallas,
ya están listas las disculpas,
ya está lista la humanidad,
para dar otro paso atrás
en la historia.

Patas arriba

Viñeta de El Roto

El mundo está patas arriba, sólo hay que asomarse un poco a la realidad para darse cuenta de esto.
Se suceden las masacres, la hambruna parece ser un tema de segunda clase, las ideas genocidas del imperio y sus secuaces empiezan otra vez a agitarse.
La bestia no se detiene, mientras entretiene, prepara el plomo, reparte los fusiles, administra los narcóticos, vacía los bolsillos.
La bestia, con sus nombres y apellidos, fabrica las mentiras.
Y baja los pulgares cuando considera que nadie lo está observando, cuando considera que miramos para otro lado.
El mundo está patas arriba y caen al vacío pueblos enteros, pueblos ricos que son empobrecidos, pueblos libres que son amurallados, pueblos justos que son ajusticiados.
La bestia con sus ocho cabezas, con sus veinte brazos, reparte crimen y más crimen.
Y mientras medio mundo resiste la barbarie, el otro medio mira el futbol.

viernes, 25 de junio de 2010

Aquì me quedo

Viñeta de Kalvellido

Porque aùn puedo cantar y llorar a un mismo tiempo.
Porque no pienso dejar que me arranquen las palabras,
ni las màs tibias ni las màs guerreras.
No voy a callarme, no, para otros los libros,
para otros los saludos, los legados, las herencias.
Yo aquí me quedo,
en esta tierra vieja,
aquí echo mis raíces.
Aquì me quedo,
con mi verdad por bandera,
con esta locura de ser poeta
en tiempos de reverencias.
Aquì me quedo, si,
con mis poemas,
con mi sangre que protesta,
en esta realidad de fusiles, miseria y calaveras.
Aquì me quedo, si,
para otros los silencios,
para otros la ceguera,
para otros el musgo,
la boca llena de hormigas.
Yo aquí me quedo,
entre las fieras,
con mis sueños.
Aquí me quedo,
con mis versos,
junto a esta inmensidad
que no baja la voz.
Aquí me quedo.

jueves, 24 de junio de 2010

Te recuerdo

Imagen de La rata gris

Estos días te asomas a mi memoria, vienes y me miras como lo hacías entonces, cuando éramos tú y yo, la misma piel, la misma costilla.
Hoy quiero contarte que es muy grande el espanto, que aún la crueldad tiene su sitio, que vamos un poco errantes, un poco vagabundos pero sabemos el camino.
Quiero decirte que hay quien acepta el desafío de una tierra mejor repartida, que no están todos los sueños paridos, que no nos sentamos a llorar ni usamos la voz de los vencidos,
Quiero decirte que a veces se me cansan los labios y me parece que es poca la vida y mucho el odio, pero no me rindo.
Quiero contarte que beso el pan todos los días, que aprieto los huesos y sigo y sigo.
Quiero decirte que hay demasiada tristeza en todas partes, mucho corazón deshabitado, mucha sangre en las raíces, mucho olvido, mucho yugo, mucha alma postiza.
Quiero explicarte que me cuesta llevar sobre los hombros la alegría,
Y entonces, recuerdo lo que siempre me decías; que debo secar las lagrimas con poesía.
Y entonces, regreso a mi oficio, con la soledad clavada porque no estás conmigo.
Y vuelvo a mis palabras, a airear sus heridas, a contar que vienen creciendo semillas.
Mi amor, llevo el dolor en brazos desde que te has ido, hace ya tantos siglos.
Y te busco a tientas pero las sábanas están frías.
Te juro, mi amor, que mañana, me arrancaré la tristeza con versos,
hoy déjame estar a solas con tu recuerdo.

Los tristes

Pobre gente esa que camina con los brazos cruzados
o los hombros agitados.
Pobres de aquellos que cosieron sus párpados,
los que se arrancaron a dentelladas los brazos,
los que dieron un golpe seco y mortal a sus gargantas.
Tristes hombres y mujeres
de salarios a la baja,
triste gente de bozal y soga,
tristes vividores de la historia,
triste su tiempo lento,
sus cheques en blanco,
su memoria,
sus cráneos cóncavos.
Tristes hombres y mujeres
que tienen el pecho hueco
y no llevan, en las venas, sangre.
Y nunca cantan,
y nunca tiemblan,
y nunca se quejan.

Tristes machos, tristes hembras,
tristes de cuerpo entero,
tristes sus labios
tristes sus ideas
y tristes,
muy tristes las huellas insípidas
que a su paso dejan.

lunes, 21 de junio de 2010

El làpiz y el martillo

Viñeta de Kalvellido

El mundo parece derrumbarse a los pies de la codicia y nuestra sociedad, acomodada en la impotencia, en la indiferencia, prefiere ser tratada como un ser frágil, moldeable, prefiere no elegir su propio destino y se sienta a esperar que el mercader examine sus dientes y lo ponga a la venta.
El crimen es casi perfecto, perseguimos la zanahoria, que mueve el molino, que engorda la avaricia y unos pocos bolsillos.
Mientras todo esto ocurre con absoluto descaro, vemos a personas empeñadas en meter el dedo en la llaga del sistema.
Esta gente tiene nombres y apellidos comunes.
Entre ellos es difícil encontrar artistas de una sola pieza, artistas que no se venden, que radiografían la realidad, que ofrecen su mirada, su crítica, su incomodidad, su dentera, que nos prestan sus ojos para que seamos nosotros los que veamos. Uno de esos artistas es Juan Kalvellido.
Sus dibujos no dejan lugar a la duda, no tienen un solo eufemismo, se ponen de frente, nos miran desnudos, verdaderos, atravesados por la libertad de querer comunicarnos que sólo se es libre si se mira para adentro, donde el corazón trabaja.
Hay en todos sus dibujos un empeño feroz por no dejar quieta la realidad, por querer transformarla en un lugar más habitable, donde no haya sitio para los desahucios, ni el hambre, ni las masacres.
Es un arte que muere y nace con cada día. Que nos dispara en la sien, en los labios, en el pecho. Es un arte que duele, que mide la desesperación, que la atosiga, que la acorrala con sarcasmos, que la golpea con sus colores, con sus trazos para al final arrancarnos una sonrisa.
Es difícil, como digo, encontrar en estos tiempos de nausea, el arte al servicio de las utopías. Kalvellido lo hace, acepta el desafío de mantener el pulso firme. Dibuja para conseguir junto a otros, a muchos otros, borrar de este mundo aquello que de nada sirve: la amnesia y la barbarie.

Cuando yo muera

Imagen de La rata gris


Cuando yo muera que nadie vea mi cadáver,
que nadie vea que la muerte es amarilla,
que nadie me lleve a los altares
con olor a incienso y a mirra.
Cuando yo muera, ese día último de la vida,
déjenme tranquila,
cerca de mi huerto y de mis flores,
cerca de mis libros.
Cuando yo muera,
recojan los poemas que se pudren en los cajones,
recojan mis ideas, mis sueños, mis errores,
todo lo que pude haber dicho.
Cuando yo muera, habrá muerto una poeta
que quiso, con sus versos, hacer exorcismos,
que quiso ser mujer de palabra,
ser voz, ser útero, ser tierra.
Cuando yo muera,
cuando ya mi piel amarillee,
déjenme los ojos abiertos,
que quiero ver,
cuando llegue,
el pan bien repartido,
el mundo ordenado y limpio.

domingo, 20 de junio de 2010

Amanece en mi paìs pequeño

Viñeta de Kalvellido


Está amaneciendo,
a los lejos vienen el pan y las palomas,
vienen los nombres, las banderas,
vienen a lo lejos familias enteras,
vienen a decir el santo y seña,
pueblos completos que no parpadean,
pueblos que arrastran su voz, su palabra, sus primaveras.
Mira,
se acercan a tocar nuestro amanecer,
mira su caminar suave,
míralos, traen en brazos el corazón,
traen alas,
lo dejan todo como ofrenda.
En nuestro país pequeño
ya no habrá más pólvora ni encierro
ya no tendremos más heridas, ni torturas,
ya no llevaremos las manos huecas,
ni la memoria caerá gota a gota,
ni los vientres se secarán,
ni los huesos serán enterrados sin gloria.
Mira, está amaneciendo.
En nuestro país pequeño
hoy se ven limpios los sueños .

viernes, 18 de junio de 2010

¿Còmo explicarte, amor?

Viñeta de Kalvellido

¿Cómo explicarte, amor, que ahí fuera, bajo estas mismas estrellas hoy todo es violencia?
¿Cómo decirte que las guerras se planean desde mesas puestas?
¿Cómo explicarte que el hambre se diseña allá donde hay riquezas?
¿Cómo hacerte ver que la pobreza está demasiado cerca?
Amor, mira fuera, las caras de la gente camino del trabajo, míralos con su pobreza, míralos goteando deudas.
¿Cómo hacerte ver esta violencia seca?
¿Cómo señalarte los huesos de las calles?, ¿los dientes de las bestias?
Amor, mi amor, abre los ojos, detén tu llanto de piedra.
Vamos pa fuera.
Salgamos desnudos,
limpiemos el miedo.
Amor, mi amor, el musgo crece en mi pecho,
ahí afuera, hay un pelotón de chacales husmeando sangre fresca.
Vamos pa fuera,
vayamos con los otros a buscar el pan,
a escribir los nombres,
a gastar la vida que aún nos queda.
Vamos pa fuera, mi amor,
se oye ruido de sables,
se oyen canciones,
se escucha el canto largo
de los que no aceptan traiciones.
Amor, mi amor, yo voy pa fuera,
dejo esta casa muerta,
voy a buscar con los otros
la paz que se nos niega.
Esa paz que se resiste a ser esclava en su tierra.
Mi amor, dejo esta casa muerta.
No puedo estar quieta
con tanta violencia a cuestas.

Vendrà la alegrìa

Viñeta de Kalvellido

Vendrá la alegría.
Vendrá con la luz, con la primavera
Entrará a saco en nuestras casas.
Entrará a profanar nuestros lechos, a poner en ellos sábanas limpias, amor sin prisas.
Vendrá con su batallón de carcajadas.
Vendrá para cortar las tristezas que nos cuelgan.
Vendrá sin dioses, sin cascabeles, sin calaveras.
Vendrá a buscarnos,
y entonces, cuando ella venga, cuando abra sin cautela la puerta de nuestras vidas, nos encontrará con la mesa ya servida, con las camisas limpias, con las manos sobre las rodillas, esperando su visita.
Y cuando ella se acerque a mirar nuestras miradas, verá que estuvimos soñando, hombro con hombro, risa a risa.
Verá que hicimos camino reclamando viejas y nuevas justicias.
Verá que no malgastamos los días,
que no anduvimos temblorosos entre las balas, los lobos, la desidia.
Verá que rompimos uno a uno los huesos de las mentiras.
Verá que su nombre está escrito en los cuadernos, en los muros, en cada piedra del río, en cada labio, en cada niño.
Verá que abrimos las alas,
mientras ella llega y llega.
Verá que este es su sitio,
que aquí puede quedarse
a tejer hebra con hebra
días futuros de gozo,
futuros días sin pena.

martes, 15 de junio de 2010

Las palabras

Viñeta de Kalvellido

Las palabras, como si se hubieran quedado sin piernas, arrastran por el fango sus muñones.
Huecas y deformes deslizan su panza entre ciénagas. Se detienen para tomar aire, para seguir el paso, para continuar diciendo pero están afónicas y no se les oye.
¿Qué hacer para rescatarlas?, ¿para sanar las llagas que la realidad les causa?
¿Cómo despiojarlas?
¿Cómo conseguir que caminen de nuevo?
¿Cómo lograr que hagan ruido?,
¿Cómo devolverles la voz?,
¿Cómo ayudarlas?, ¿cómo desterrar los eufemismos, los burdos maquillajes?
¿Dónde encontrar el jabón que las limpie, que las sane?,
¿Cómo hacer para castigar la perversión a la que son sometidas?,
¿Cómo recuperar sus significados más exactos?,
¿Cómo impedir el linchamiento al que son sometidas, el despojamiento de sus verdades, la magia de saber llamar a las cosas por su nombre?
¿Cómo hacer para llamar injusticia a la injusticia y abarcar con esta palabra todo el horror, toda la impunidad, todìsimos los crímenes?
¿Cómo hacer esto? ¿Cómo hacer para no dejarlas morir en medio de esta barbarie?
Sus huellas dactilares nos cuentan que nunca tuvieron un sólo paraíso, que aprendieron a resistir, en el fango y en los desiertos, que fueron secuestradas, que caminaron por la historia sin bajar la voz, que su desafío fue siempre contar y cantar a un mismo tiempo.
Entonces, vayamos a buscarlas, saquémoslas de la ciénaga, pongámoslas en todas nuestras bocas, preparemos nuestras caligrafías para que narren, para que señalen, no dejemos que continúen en tierra de nadie, sin piernas que hagan camino, sin voces que hagan canciones, sin sueños que sueñen utopías.
Es hora de rescatarlas.
Sin ellas, no somos nada.

lunes, 14 de junio de 2010

Aquì està mi corazòn

Viñeta de Kalvellido

Yo tengo un corazón, aquí lo pongo, sobre la mesa.
Hagan con él lo que quieran.
Rómpanle los huesos,
tortúrenlo, encarcélenlo,
amordácenlo.
Aquí lo tienen, lejos de mi pecho,
dispárenlo, insúltenlo,
arrójenlo al abismo, al mar, pártanlo en pedazos,
reviéntenlo, suicídenlo,
extermínenlo,
hagan con él lo que hacen con otros, con muchos otros.
Aquí lo pongo, sobre la mesa, en carne viva,
con todos sus pulmones, sus arterias, sus alientos,
con todas sus miradas, su memoria, sus cansancios,
con el oído atento sobre la tierra,
ardiéndole las venas.
Aquí està, este es mi corazón,
armado hasta los dientes de poemas.

domingo, 13 de junio de 2010

La puerta giratoria

Viñeta de Kalvellido

De la puerta giratoria de la realidad salen demasiados cadáveres.
Entraron hace tiempo dignísimos; políticos, sindicalistas, intelectuales, cortesanos. Pero hoy a duras penas encuentran la puerta de salida, a duras penas llegan con vida.
Podemos escucharlos pero sus pieles transparentan y la puerta gira y gira hasta que los vomita.
Es tarde para hacer borrón y cuenta nueva. Gastaron todas las palabras.
Agotaron los abecedarios.
Hoy juegan a la gallina ciega, sacan de la chistera tijeras, se aplauden entre ellos, rezan a sus becerros, ordenan las rebajas, los saldos, los descuentos.
Embrutecidos tras los cristales cuentan las monedas que tintinean en sus bolsillos. No son bastantes.
Pero la propaganda ya no hace su magia, pero las mentiras no venden nada, pero el miedo ya no es su ventaja.
Ya solo ven espaldas. Y a la pobreza que se amontona en frente de sus casas.
Y desean salir sin que nadie les vea pero la realidad los expulsa.
Aún respiran, aún escuchamos sus voces roncas, aún vemos su mirada, aún la mano se extiende, se extienden las firmas, las rúbricas mortales.
Y a pesar de saberse cadáveres, a pesar de tener los días contados, no darán un paso atrás si no los empujamos.

sábado, 12 de junio de 2010

Si yo pudiera


Si por un instante yo pudiera ordenar el mundo.
Si pudiera barrer la impunidad de las calles,
abolir la pobreza,
castigar la amnesia,
repartir las monedas,
equilibrar la balanza.
Si yo pudiera despertar conciencias,
devolver la tierra,
prohibir la tristeza.
Si yo pudiera amamantar el hambre,
dibujar fronteras,
expropiar riquezas,
germinar ideas.
Si yo pudiera caducar el miedo,
decapitar la avaricia,
romper las cadenas,
exterminar la indecencia,
pagar todas las deudas.
Si yo pudiera, si,
si yo pudiera hacer de nuevo al hombre,
derribar el imperio
y convertir en sal a sus perros.
¡ay si yo pudiera con estas manos, con esta piel, con estos versos
poner alas a los sueños ¡

viernes, 11 de junio de 2010

La lògica canibal del dinero

Viñeta de Kalvellido

Los que tienen la lógica caníbal del dinero siempre tienen hambre. No se sacian, husmean territorios donde la vida fluye lenta, se acercan amistosos con espejos, se acercan sonrientes, con sus curanderos, se acercan y llegan para quedarse.
Entonces empieza la cacería.
Empieza a derramarse sangre, empieza el festín diabólico. Se les ofrecen pueblos enteros como ofrenda, países enteros que devoran hasta sus huesos más pequeños.
Los que tienen la lógica del dinero y sus súbditos siempre están hambrientos, desean más y más alimento, más y más pieles, vìsceras, corazones.
Nada les sabe amargo.
Son insaciables bestias al acecho.
Los que tienen esta lógica y sus súbditos afilan los puñales, se escucha cerca el sonido del metal contra las piedras.
Se resisten a quedarse sin comida, a quedarse con la mesa puesta.
Quieren comer a dos carrillos, empacharse devorando nuestros sueños frescos.
Los que tienen la lógica caníbal del dinero hoy enseñan unos colmillos que de nada van a servirles.

miércoles, 9 de junio de 2010

Nos quieren

Viñeta de Kalvellido.

Nos quieren trabajando hasta la muerte, nos quieren genuflexos, arrepentidos, nos quieren dóciles con el circo, con el miedo, con las enfermedades.
Nos quieren inútiles, débiles, esclavos.
Nos quieren usando el sálvese quien pueda, protegiéndonos de la barbarie cotidiana como si èsta fuera ajena a sus desmanes imperiales.
Nos quieren ignorantes, despreocupados, narcotizados.
Nos quieren con una libertad atada en corto, con una justicia inclinada siempre hacia el mismo lado, con una paz de fusil, sangre y alambrada.
Nos quieren mutantes. Extranjeros de nosotros mismos, con las caras gastadas, con los dientes apretados, con los puños bajos.
Nos quieren cerca, pero lejos nuestras conciencias.
Nos quieren moviendo la cola.
Nos quieren indecentes, corruptos, parásitos.
Nos quieren sintiendo la violencia de sus látigos, camino del sacrificio.
Nos quieren formando una sociedad de imbéciles, de cráneos deshidratados. Pidiendo permiso para respirar, para amar, para reír, para pensar.
Y yo les digo que aquí, ahora mismo, se hacen visibles nuestras ideas, que paso a paso vamos haciendo historia, que la tierra nunca estuvo somnolienta, que ha ido abriendo brechas por donde asoman hombres y mujeres limpios de letargos y derrotas.
Y yo les digo que aquí, ahora mismo, a pesar de ellos, vienen creciendo los sueños que jamás se ahorcan.

¿Quièn?


¿De qué entrañas nació esta bestia?
¿qué cuerpo se desgarró para dar vida a esta vida?
¿qué semen la germinó?
¿en qué fétida placenta?
¿quièn se partió en dos para dar luz a esta sombra siniestra?
¿quién?
¿quién parió a esta bestia?
¿quién la enseñó a rezar?
¿quièn?,
¿qué madre se la arrancó del vientre
y le dio una estrella
y le dio un destino
y la llamó pueblo elegido
y le dijo que la tierra era suya
que suyos eran los futuros
que suya era la impunidad
que suyos eran los genocidios?
¿Quién?, ¿qué madre?,
¿Què madre delirante le habló de dioses de acero
y se sentò a comer los muertos?

jueves, 3 de junio de 2010

¿Còmo te atreves?


¿Cómo te atreves, hombre, a decir que me lave las manos?
Estas manos tibias que han acariciado pieles muertas.
¿Cómo te atreves a decir que me lave los pies?
Estos pies que han recorrido pueblos de vientres reventados,
estos pies heridos con el fulgor de los disparos,
estos pies cansados, tan cansados.
¿Cómo te atreves a decir que me lave la espalda?
Esta espalda que lleva a rastras días de sed y de hambre,
que lleva a rastras el fuego, las semillas?
¿Cómo te atreves, di, como te atreves a decir que lave el corazón,
que lave bien lavadas mis raíces
que lave mis arterias, mi conciencia,
que salga a la vida limpia,
limpia de memoria y quejas?
¿Cómo te atreves, hombre, dime, cómo te atreves
a mostrarme el agua clara,
el río manso
la luz, la tarde,
las ventanas?
Si yo vengo sucia ya, de tanta vida vivida,
de tanta vida manchada de lodo, sangre, cenizas.

martes, 1 de junio de 2010

Abriendo bien los ojos

Para Rafael Leòn, poeta y amigo

Abriendo bien los ojos,
escapar del miedo,
agitar el canto,
liberar fronteras,
marcar las huellas
compartir el pan.
Abriendo bien los ojos,
apuntalar los párpados
recuperar los nombres
decir, gritar, aullar.
Abriendo bien los ojos
habitar ideas
abolir tristezas,
ser pulmón, arteria,
ser desafío, vida.
Ser, con los ojos abiertos.
Ser, con el pecho al descubierto.
Ser, con la canción y la bandera.
Ser, con la risa y la palabra.
Ser, con el gesto, con la piel,
con el sexo, la caricia, el poema.
Ser por ti, por mí, por nosotros,
por los que cayeron, por los que están en pie.
Ser,
no cerrar los ojos aunque duela.
No cerrarlos, no.
Hasta que nuestros sueños sean sementera.

Ten cuidado

Viñeta de Kalvellido

Ten cuidado si miras para otro lado,
si bajas la voz y la palabra.
Ten cuidado si mientes
si olvidas,
si inventas.
Ten cuidado si obedeces
si rindes pleitesía
si comes pan y vas al circo.
Ten cuidado si participas del saqueo,
si aplaudes leyes criminales,
si vives acorazado.
Ten cuidado si la sangre ni te mancha ni te importa,
si los muertos son lejanos o anónimos,
si tienes coartada para los crímenes.
Ten cuidado, amigo, ten cuidado,
si no ves esta pesadilla,
si llevas esterilizados los sueños,
si no ves que se amontonan los genocidios.
Ten cuidado, amigo, amiga,
si usas demasiado el silencio,
si llevas ásperas las rodillas,
si mueves los hombros
y tienes las ideas quebradizas.
Ten cuidado si llegas tarde
si te acomodas a tu destino
si te haces el dormido.
Ten cuidado si bajo tus pies la tierra es yerma
si a tu alrededor, todo amarillea.
Ten cuidado si bostezas,
si tu sangre no protesta,
si no sientes escalofríos.
Ten cuidado si no ves a los bastardos,
si no señalas el fondo,
si pasas de largo,
si tienes los ojos cansados,
si eres un lacayo.
Ten cuidado, amigo, amiga, tened cuidado.
Está amaneciendo y en el nuevo día
no habrá lugar para los que clavan el puñal
ni para los que lo afilan.