Comprendo que lo que está sucediendo en EEUU ahora mismo
debe indignarnos porque, aunque suceda al otro lado del océano, les sucede a los
nuestros, a la clase emputecida. La violencia policial y toda su impunidad se
clavan una vez más en el tuétano de los más oprimidos.
Comprendo también que sintamos cierto agobio al comprobar
que una “democracia” consolidada y “ejemplar” funciona a golpe de Taser y de
rodilla en el cuello hasta el último aliento.
Pero nosotros, aquí en nuestro país, no somos mejores.
Tenemos un estilo más patrio, más cañí. Mueren en
comisarias y casi no importan a nadie. Son golpeados en las calles y casi no
importan a nadie. Se ahogan mientras piden auxilio y casi no importan a nadie.
Son explotados en el campo y casi no importan a nadie. Los encerramos en centros
CIES y no importan a casi nadie.
En fin, que lo que nos diferencia de esa otra “democracia”
es la respuesta en las calles. Contundente. Como debe ser la respuesta de los
pueblos frente a las injusticias y las muertes de valde.
Están en pie de guerra. Hartos. Apoyados solidariamente. No
están solos.
Ojalá nosotros hiciéramos lo mismo. Quemar las calles por
nuestros hermanos y por nosotros mismos.