Este año prefiero terminarlo pensando en los infrahumanos:
En los maltratadores, violadores, gente de la peor calaña
que se pasean impunes por nuestras calles mientras nosotras seguimos pa`lante
como si fuéramos victimarias.
Pienso en los proxenetas, en esas alimañas que ponen
mujeres a la venta como trozos de carne y pienso en los puteros que consumen
vaginas a buen precio.
Pienso en aquellos que creen que tienen derecho a robar la
paz y las materias primas a cambio de inflamar vientres que agonizan.
Pienso en los que firman acuerdos para que se construyan
más vallas, para que se disparen más balas, para que se mueran los refugiados
que esperan sin esperanza ser tratados sencillamente como seres que sienten y
piensan.
Pienso en los patriotas que recuerdan la patria sólo cuando
peligra su España y no cuando lo que peligran son las libertades democráticas.
Pienso en los carceleros, en los jueces, en los fiscales
que persiguen a quienes no comulgan con sus ideas ni con sus leyes.
Pienso en los emperadores, unidos como hermanos para el
desastre irreversible de la tierra, del mar, del aire.
Pienso en los inmensamente ricos, en los inmensamente
miserables que cierran los ojos de la humanidad para siempre.
Pienso en todos ellos y en los indiferentes, en los machitos
de puño izquierdo, en los antiimperialistas que aplauden lo que sucede en
Yemen o en Siria, en los charlatanes republicanos que no dudan en besar al rey
su mano, en los opinólogos que son liendres y de nada entienden, en la panadera
que vota a la derecha, en los sindicalistas que hacen horas extras, en los que
defienden la sentencia que mantiene a los de Altsasu en la cárcel, en los que
se quedan mudos cuando es preciso que ladren, en los que ladran cuando es
preciso que callen, pienso en todos aquellos que de una forma u otra son
culpables de estas vidas que se parten, de estos pueblos que se rompen, de este
vivir ahorcados por la guerra, la represión o por el hambre.
De este vivir sin alas, sin cielos, sin oasis.
Afirmo que son infrahumanos porque están a medio parir y a
medio parir nos obligan a existir igual que bestias.