ARTICULOS ANTIGUOS DE SILVIA DELGADO

jueves, 28 de septiembre de 2017

A por ellos


Han llegado por miles a la reconquista de un pueblo que les mira de frente.
Aguardan inquietos, deseosos de imponer su orden,
deseosos de bajarles la mirada,
deseosos de juntar el trozo que sin pedir permiso se segrega.

Llegados de cuarteles donde fueron honrados por el populacho
como si fueran soldados heroicos a punto de ser mutilados,
 cuentan las horas y rememoran los tiempos pasados
cuando en España todo estaba quieto,
quieto y bien atado.


Deben pensar que este es su momento,
que al fin van a poder enseñar sus cojones patrios,
van a poder recorrer las calles con la suerte del golpe impune,
del ojo reventado,
del gatillo fácil.
España está de su parte.

 Qué triste es su amenaza.
Qué triste saberlos ahí,
de espaldas a un pueblo que pide calma.
Qué triste es saber que hay quienes justificarán el abuso del metal y de las rejas.

Cataluña en estado de excepción canta y habla y ríe y baila
mientras los canallas afilan los sables
y la chusma pide sangre.











lunes, 18 de septiembre de 2017

Yo no soy intelectual


Por suerte yo no soy una intelectual.
De serlo, ahora mismo estaría avergonzada de este ejército de ilustrados que ha salido en defensa de la unidad de España, que, además, se llaman de izquierda y que además afirman estar en primera línea denunciando los horrores que hoy en todos los rincones de su amada patria se sufre.
Yo, disculpen si me equivoco, no he visto sus nombres escritos en los manifiestos contra la tortura, tampoco he visto sus firmas cuando hace ya bastantes años se comenzó con el cierre de medios de comunicación aquí en EH, ni cuando las detenciones a periodistas, ni a sindicalistas, ni siquiera he visto sus nombres ahora cuando el encarcelamiento de los jóvenes de Altsasu.
Tampoco veo a los ilustrados diciendo nada sobre la ola represiva que se acerca nada tímida a Cataluña.
Les duele que los límites de su patria se puedan ver alterados pero no quieren ser confundidos con los fascistas.
Llaman a no votar y a renglón seguido hablan de democracia.
Los intelectuales comprometidos tienen todo mi respeto, los que se han arriesgado y arriesgan trabajo, casa, vida.
Son faros que alumbran esta oscuridad donde nos golpean democráticamente.
Pero estas ilustres personalidades que se presentan a sí mismos como luchadores incombustibles y no se les ha visto en ninguna batalla pues qué quieren que les diga, a mí me parecen rentistas.


viernes, 15 de septiembre de 2017

No me busquen en España


Estos días andamos cono locos desempolvando a Marx, a Lenin, a Stalin, olfateamos entre sus líneas para saber en qué lugar posicionarnos con  respecto a Cataluña, buscamos el oráculo que nos de una respuesta para abanderarla firmes ante cualquiera.
Lo cierto es que yo, disculpen mi ignorancia, veo que todo es más sencillo de lo que quieren hacernos creer. Me explico:
Un pueblo quiere hacer una pregunta. No le dejan.
 Cataluña acepta el desafío y persiste en su empeño.
Entonces  el Estado saca su artillería pesada, su manía persecutoria, sus delirios, sus dedos acusadores, sus jaurías olfateando imprentas, sus voceros imponiendo opiniones, a todo trapo en todos los medios.
Es un delito preguntar.
El guion lo escriben los que mandan. Si desobedeces, atente a las consecuencias.
En este momento, ya mismo, sin haberse celebrado aún el referéndum la pregunta tiene , (sospecho) ,  una respuesta clamorosa: no quieren ser España. Punto.
Yo tampoco quiero ser España, esta España indecente de sangre azul y desmemoria.
Esta España amarilla, clasista, de ladrones e incultura.
No me busquen en España, acaso, si estoy, estaré en esa España que se duele, que madruga y para la que nunca amanece.
En esa España triste estoy , hagámonos todos la misma pregunta, si no es ahora, no mucho más tarde.
Y mientras tanto que los catalanes sigan su camino.. ojalá los demás pueblos podamos seguirlos.




miércoles, 6 de septiembre de 2017

Aisha Hernàndez


Querida Aisha Hernández:
Aunque haya urgencia también en otros costados de la tierra hoy quiero mirar el lugar donde vives.
Te quieren meter presa por usar las paredes como grito, como papel, como pancarta.
Quieren parar en seco tu vida porque eres una joven que lucha, que piensa, que sueña.
Porque no te rindes y el mundo, ellos lo saben, será un día de los insobornables.
Quieren llevarte presa porque eres juventud rebelde, porque como tú hay otros, porque antes hubo otras Aisha y habrá otras mañana.
Porque no aceptas el destino terrible de vivir a ciegas en un cielo con estrellas.

Que lejos vivimos pero como nos acercan los delirios, como nos hermanan el látigo y las cadenas, como nos asfixia el mismo aliento podrido de los que te persiguen con ahínco.
Pienso en ti y pienso también en los jóvenes de Altsasu.
Sois ya tantos.
¡Tantos ¡
En vuestras manos están nuestros escombros.
En vuestras manos está el porvenir.

…Si os rendís nada será posible.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Tiempo de ausencias


 Aún chirrían demasiadas cosas, pero los muertos de las Ramblas son los que son.
Y la ausencia es la que es.
Ausencia de furia en las calles.
Ausencia de preguntas, que como tambores incesantes, retumben en los oídos de quienes patrocinan, instigan, planean todos estos cadáveres.
Tiempo de ausencias.
Las semanas pasarán, el dolor quedará impregnado en aquellos que vivieron de primera mano el espanto y nosotros, el pueblo manso, seguiremos hasta la siguiente atrocidad y hasta la siguiente.
Tiempo de ausencias.
Me pregunto dónde se perdió nuestra rabia, en què caminos extraños quedó dormida o en què momento preciso fue narcotizada a base de mentiras y confusión.
Me pregunto què fue de nosotros, de los emputecidos, tiroteados, atropellados, hambreados, què fue de nuestros labios.
Què fue de las palabras, de los gestos.
Què fue de la sangre derramada.
Què fue de la memoria.
Del puño, de los dientes apretados.
Ausencia. Tiempo de ausencias.
Pueden ir a peor las cosas, pueden engañarnos más, pueden asesinarnos más, pueden reprimirnos más, asfixiarnos más.
Tiempo de ausencias.
Vacíos de rabia los pueblos claudican ante la barbarie que ya es demasiado cotidiana.