Un rincón oscuro es un
lugar simbólico pero cierto.
Un lugar en el que muchas mujeres han crecido y también han
muerto.
Un rincón frío donde a veces el ruido es ensordecedor y a
veces el silencio es tan profundo que suena estridente.
Un lugar donde sobrevives y aunque
escuches voces cálidas, tiernas y llenas de vida afuera, aunque otras
mujeres griten que salgas, agiten sus candiles, expliquen vehementes que no te
lo mereces, que la vejación, las heridas no se perdonan, tú no crees lo que te
dicen, sientes que todo duele, que no
puedes moverte.
Que nadie entiende tu angustia infinita. Le quieres.
Es tu novio o tu padre o tu hermano o tu hijo.
Es el desconocimiento del amor auténtico lo que te enreda los pies y te atrapa en la oscuridad y te dices que pasará, que pronto pasará, que después de la tormenta el afecto regresa y regresa la caricia.
Es el desconocimiento del amor auténtico lo que te enreda los pies y te atrapa en la oscuridad y te dices que pasará, que pronto pasará, que después de la tormenta el afecto regresa y regresa la caricia.
Si te portas bien, si limpias, si follas, si callas, si obedeces….
No habrá más oscuridad.
Sin ti morirán sedientos, sin ti desearán matarse o matarte, por ti irán
a la cárcel o su destino será de soledad y de pobrezas y porque deseas
salvarlos de sí mismos recibes una y otra vez sus flemas y toda su mierda.
La culpabilidad te está echando un pulso, terrible, desgarrador,
dependes de esa victoria.
La derrota es creer que con tu amor inmenso algún día esos
hombres serán buenos.