Miren ustedes
yo ya me siento mayor como pa creerme los cuentos.
Quizá hace
años me los tragaba y después los rumiaba lentamente.
Hoy ya no.
Mienten.
Mienten y lo
saben.
Mienten
porque no podrán ni siquiera modificar algunas de las cosas que más nos sangran.
Pa hacerlo
tendrían que ver primero la realidad de los últimos 40 años.
Deberían
limpiar la casa común haciendo justicia con los asesinados,deberían poner
sobre la mesa la verdad de las cunetas, las fosas comunes, los paredones.
Así se
construye una democracia. Caiga quien caiga.
Pero no,
pretenden que creamos que es posible hacer realidad una sociedad idílica, sin tener presente que desde los primeros días
que tuvimos acceso a las urnas los verdugos siguieron con su vida como si nada,
la represión fue feroz contra la clase trabajadora, los estudiantes fueron
tiroteados y los culpables hasta el día de hoy, chapotean sobre la sangre.
Ustedes
recogen el testigo atado y bien atado, con alguna floritura, con algún gesto,
con nuevos disfraces y nuevas maneras de hablarnos.
Pero la corrupción,
el saqueo, la explotación, la desmemoria están aferradas tanto o más que
nuestras cadenas.
No les creo
nada, ni a los jóvenes que postulan pa presidente, tan aseados y progres, tan
rupturistas, tan ilustrados y elocuentes, ni a los viejos caimanes, testigos y cómplices
de nuestro espanto.
Ah, eso sí, pasarán
a la historia como aire fresco, como demócratas a tiempo completo, pero insisto, ustedes, astutos y obedientes, no
quieren remangarse, no quieren usar el jabón que limpia de coágulos nuestro
presente, no quieren arriesgarse.
Así que no me
vengan con cuentos, este desastre, este empobrecimiento
fulminante, esta represión feroz, esta orfandad de los pueblos se combate con
coraje.
Coraje pa
poner en claro las cuentas, coraje pa decir la verdad de tantos años de democrática
injusticia.