viernes, 27 de septiembre de 2013

La justicia acorralada


Viñeta de Kalvellido

Quejarse, desobedecer, ocupar bancos, supermercados, juntarse màs de tres o de cuatro, molestar a las jaurías policiales, molestar a los alguaciles de seguridad, escribir, difundir, convencer a otros, resistir, resistir, resistir.
Dentro de poco cualquiera de nosotros será un delincuente peligrosísimo por hacer esto.
Es decir, la libertad acorralada.
La justicia rodeada de alambradas para proteger a los amos de los parias.
Defender a los ladrones de la gente honrada.
Defender a los violentos de los que no se callan.
Defender a los criminales de los èmputecidos, de los hambreados, de los desahuciados.
Atarnos en corto para que no se mueva nadie, que nadie respire sin pagar al contado antes.
La rebeldía serà un delito grave.
Y los rebeldes, pasados a cuchillo con sus leyes.

martes, 24 de septiembre de 2013

Las alambradas

Viñeta de Kalvellido

Hoy pienso en los millones de personas que viven a los pies de las fronteras. Sin equipaje, con sólo la llave de sus casas y la memoria reventada en pedazos.
Mirando siempre hacia el otro lado, deshojando su vida lentamente, soñando con que cesen las bombas para  andar de nuevo sobre los escombros y buscar entre ellos indicios de lo que fueron.
Personas que nacen y mueren cerca de las alambradas, sin acostumbrarse a la limosna, sufriendo la rabia de ser vomitados por su propia tierra.
Errantes, con mil lenguas.
Náufragos.
Parias obligados a ser parias de tercera.
Y el mundo se reparte, se divide, a espaldas de la vida.
Y el mundo tan hermoso y tan bestial no aprende.
Generación tras generación nos pasamos las llaves o los recuerdos clandestinos porque siempre conocemos a alguien que nos habló o nos habla de este desgarro mortal que es huir con las manos vacías a golpe de fusil o de metralla.

Y yo no sé qué más pueden hacernos para decir basta, yo no sé cómo vamos a avanzar si  sobre la piel del mundo, silenciosos, cada vez son más los que oxidan las alambradas con sus lágrimas.

lunes, 23 de septiembre de 2013

El invierno


Viñeta de Kalvellido

El frío llegará pronto y no hay dinero en las casas.
No hay dinero para pan ni para mantas,
no hay dinero para libros,
no hay dinero para medicinas,
ni para defenderse hay dinero.

Andrajos para el invierno.
Andrajos y escalofríos.
Cuerpos pegados, alientos tibios,
cuerpos pegados de viejos y de niños.

Los pájaros emigran,
se quedan las piedras llorando esta noche quieta,
se quedan las piedras, como huesos podridos,
para ver pasar los días callados,
callados,
callados,

Para ver pasar la muerte y sus glaciales destinos.

Se quedan las piedras, los pájaros emigran.

domingo, 22 de septiembre de 2013

La victoria

Viñeta de Kalvellido

Como será la victoria
cuando comprendamos que nadie merece una vida de esclavos.
Nadie.
Ni los hombres ni los pájaros.
Cuando vivir sea un abrazo,
cuando cantar no sea para callar el espanto,
cuando soñar o reír o mirar de frente sea algo más que una estridencia,
que este desafío irredento de un puñado de locos.

Como será esa victoria llena de pan y de peces,
llena de ternura y de cálices,
llena de letras y de niños riendo a borbotones, libres y felices.

Cómo será ese día
como será ese amanecer
de techos sin hambre,
de dignidades pulcras,
de calles con memoria,
de verdades derramadas como lluvia.

Cómo será ese día.
Como será vivir la vida
sin cadenas ni cegueras.

 Como será vivir una vida de veras.

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

A cara descubierta


Viñeta de Kalvellido
Ayer un puñado de fascistas atacaron a cara descubierta. Sin miedo a represalias.
Parece que unánimemente se condena.
Y yo me pregunto, ¿por qué no tenían ningún temor a ser identificados?, ¿por qué se presentan mansamente en la comisaria para entonar el mea culpa?, ¿qué mano negra los protege?
Tal y como están las cosas, es buen momento para los fascistas.
Me temo que esto será sólo el principio.
El hecho de que sean imprudentes a la hora de  exhibir su violencia antigua indica que no son un montoncito de fanáticos, son la carne de cañón de  quienes sueñan con tiempos pretéritos, con los años del paredón y el silencio por dios, la patria y sus cojones.
Van a por todos, ha llegado la hora de barrer las calles de los que les molestan con sus ideas.
No son unos cuantos locos. Son los hijos de quienes, no hace tanto, pasaron a cuchillo a millones.