ARTICULOS ANTIGUOS DE SILVIA DELGADO
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jueves, 29 de marzo de 2012
Las calles y la vida
Viñeta de Kalvellido
Las calles, podridas de quietud, recuperaron la vida.
Aquellos a los que la democracia escupe y envenena
incendiaron el aire y las palabras
hasta llegar a las raíz de un pueblo
que malmuere sufriendo día a día la sepultura de sus leyes.
Se alzó la voz, el canto, el puño para repudiar la amorfa mano dura
que roba gota a gota los salarios
y exprime el presente para que no exista un mañana, ni un quizá ni un tal vez posibles.
Sucede que no callaron el cansancio, ni los aullidos terribles de la miseria,
sucede que quedaron sin aliento,
que creció la dignidad
y derramó su rabia
sobre los cráneos infecundos
que abortan la esperanza
cada vez que se abre paso
reclamando una pizca de pan o de justicia.
Y no hay derrota, aunque les joda,
podrán decir que fuimos pocos,
que reventamos la razón con la fuerza,
que perdimos el pulso,
que no hay marcha atrás en su delirio
pero lo cierto es que fueron castigados,
llamados con todos los nombres,
señalados sus huesos y su ira,
machacados con la furia de vivir
un ahora mismo de castigo.
Pero lo cierto es que estrenamos la canción en carne viva,
y el deseo de estar bien apretados
hasta frenar el desatino de querer
convertirnos en esclavos por los siglos de los siglos.
domingo, 25 de marzo de 2012
Aùn es posible
Viñeta de Kalvellido
El día 29, pararemos en seco.
Habrá multitudes en las calles, avanzando, creciendo, desgarrando las protestas hasta hacerlas reventar.
Puñados de hombres y de mujeres convencidos de que no se debe aguantar más caminarán altivos, certeros, dignos.
Y dan igual los cuentos que nos cuentan pa que estemos quietos, atemorizados, sumisos, con el corazón reclinado.
Las marcas pueden ser más violentas si no les desafiamos, si no decimos por aquí ya no, si no les arrancamos de cuajo la omnipotencia, si no les hacemos ver que cuando está en juego el presente y el futuro con pan, techo y libertad no hay marcha atrás.
No habrá soborno posible, no habrá quietud en este imperio de felonías, no habrá silencios largos, ni alquimistas deteniendo el paso. Los parias, los desahuciados, los empobrecidos, los que mendigan un salario, una limosna, una tregua en esta realidad de mierda pararemos para demostrar a todos los que malmueren que aún es posible la rebeldía.
Que aún es posible la vida.
lunes, 19 de marzo de 2012
Cruzo los dedos
Viñeta de Kalvellido
Cruzo los dedos para que el día de huelga la mitad de la mitad de los parados reclame lo que nos están quitando: trabajo.
Cruzo los dedos para que ese día, los potencialmente enfermos exijan la salud como derecho.
Cruzo los dedos para que los que viven con la incertidumbre del desahucio ocupen las calles y hagan temblar los embargos.
Cruzo los dedos para que una pequeña parte de esas familias que viven con el pan justo, con la nevera vacía, con la amargura de un salario que no llega no claudique y se aferre a todas las protestas.
Cruzo los dedos para que los jóvenes, que se dan perfecta cuenta de que el futuro se tambalea, abanderen las quejas que nacen y crecen de rodillas.
Cruzo los dedos para que los viejos, paupérrimos ayer, hoy y siempre, salgan con nosotros y su memoria sirva de ejemplo a la amnesia de unos pocos.
Cruzo los dedos para que ese día tiemblen los que disparan a quemarropa sus leyes, los que con sus palabras salvajes mutilan nuestro presente, los que se empeñan en sostener la codicia sobre los hombros de la injusticia, los que decapitan la libertad y ponen precio al tiempo, a los huesos, al aliento, los que fabrican el fango, los que fatigan los cuerpos, los que muerden y arañan y matan cuerpo a cuerpo a quienes sólo quieren vivir dignamente.
Cruzo los dedos para que el día de la huelga rompamos la quietud de los esclavos y salgamos en manada a la calle, insumisos, desobedientes, rabiosos.
Completos.
viernes, 16 de marzo de 2012
El estorbo de la huelga
Viñeta de Kalvellido
Y mientras sube la luz, el agua, las monedas escasean, los empleos son para siervos y vivir se convierte poco a poco, golpe a golpe, en un privilegio con los días contados, los que están tan domesticados que no sienten la soga anudada alrededor de sus cuellos nos desafían con su inmovilismo, con sus argumentos babeantes, con su empeño por estarse quietos.
La verdad es que toda esa gente que va con los brazos cruzados, que pagan sin rechistar con su carne abrasada en los trabajos, que viven el espejismo de los esclavos, son cómplices de esta realidad, ellos también echan sal en nuestras heridas.
La huelga les molesta, les pone un espejo gigante en el que si se miran pueden ver que tanta sumisión les humilla.
Se quedarán en casa, con los bolsillos vacíos y la amargura de pensar que al día siguiente todo será los mismo, escucharán el ruido de la calle, la palpitante rabia retará sus conciencias frías y entonces, quizá alguno reconozca la precariedad de su existencia, identifique a los culpables y decida acompañarnos en esta guerra con poco plomo pero muchas fosas anónimas.
domingo, 11 de marzo de 2012
El principio
Viñeta de Kalvellido
Los portavoces de la infamia dicen que una huelga general no soluciona nada y después de afirmar esto sus lenguas siguen intactas.
Otro rebuzno dicho entre cámaras.
Comen a dos carrillos mientras desafían nuestra miseria.
Firman cheques y desahucios.
Dan apretones de manos a los traficantes de préstamos.
Fabrican yugos a destajo y encima aparecen risueños retando la dignidad de quienes padecen sus desfalcos.
A mí me parece que estos semidioses no nos creen capaces de reventar sus planes macabros.
Por eso se explican torpemente y afirman que una huelga no soluciona nada, porque previamente se encargaron de fragmentarnos, de amarrarnos en corto con el temor a perderlo todo, (que es nada en el fondo). Porque se entibió la rebeldía de tanto resistir sus embestidas, porque dieron tirones a los sindicatos mayoritarios hasta dejarlos lamiéndoles, sumisos, los zapatos, porque desfiguraron el futuro, porque nos hicieron creer que todo este horror es culpa de nuestros despilfarros, porque su violencia organizada, apadrinada por los amos, se incrustó en las ideas hasta dejarnos narcotizados.
Por eso dudan del poder del puño en alto, porque han estado mordiendo los derechos hasta dejarlos en sólo piel y sólo huesos y ahora estamos famélicos.
Y por eso, yo sé, que una huelga es el principio de una solución a largo plazo.
Son nuestras las riquezas, nos las están robando, vivimos errantes buscando salario, nos crecen las uñas esperando un cambio, las deudas disparan a matar en paredones donde sólo caen los pobres y por todo esto yo sé, (tengo esa pequeña o gran certeza), que la huelga, será, seguro, el principio de algo.
jueves, 8 de marzo de 2012
La otra mitad
Viñeta de Kalvellido
Soy la otra mitad,
la que es entera,
la que sufre más el salvaje egoísmo de la pobreza.
Soy ideas completas,
soy corazón y arterias,
soy llanto, voz,
hogaza, raíz inmensa.
Soy piel, huesos, sementera
pero no soy amnesia.
No soy virgen, ni parturienta,
no soy costilla, ni sombra, ni bozal,
ni aprendiz de moralejas.
Soy mujer, sencillamente,
una sencilla mujer parida en mitad de la violencia.
Una mujer poeta que lleva a rastras las semillas que ayudan a fecundar la tierra.
Una mujer grosera que mide la humanidad si son decentes las caricias,
si son honrados los combates,
si son las conciencias limpias.
Soy una sencilla mujer
de palabra y verso al acecho
que no piensa bajar la guardia
hasta que hembras y machos canallas
tengan epitafio en sus lápidas.
lunes, 5 de marzo de 2012
Nuestros muñones
Viñeta de Kalvellido
El propósito es convertir en muñones nuestros derechos para que no podamos caminar sobre ellos y arrastremos el cuerpo suplicando una pizca de pan o de techo.
La idea es desnucar nuestro futuro, apostar por un mundo donde largas filas de hombres y de mujeres vivan a la sombra, con la pobreza bien clavada en sus pechos.
El proyecto es este: apearnos de la vida, hacer de nosotros silenciosos portadores de injusticias, reventados huesos que mendigan, debilitadas manos esperando salarios que mes a mes humillan.
Y no podemos quedarnos quietos mientras nos arrodillan.
Otros, por mucho menos, apuestan todo o nada y salen a la calle para desatar la rabia.
Otros, por mucho menos, arriesgan, caen con sus gritos, lloran por el delito de vivir esta vida sin sentido, aúllan aferrados a su dignidad, casi sin aliento.
Y entonces, ¿nosotros?, que ya existimos con el corazón reclinado, que no nos creen capaces de desafiar el orden, las leyes, al amo, que malmorimos cada día escuchando la amarga letanía de quien se cree invencible, ¿qué haremos?
¿Qué haremos con nuestros pueblos si no matamos el miedo?
¿Cómo construiremos un mañana si hoy temblamos, agachamos la cabeza y miramos pa otro lado?
¿Cómo se escribirá la historia si el desafío es ahora y no aceptamos el reto, si dejamos pasar la furia sin orear antes las heridas, si permitimos que se pudra la protesta como se pudrieron miles de cadáveres en las cunetas?
¿Cómo aguantarán nuestras conciencias si callamos el dolor de esta realidad violenta?
jueves, 1 de marzo de 2012
El miedo
Viñeta de Kalvellido
Cuando el miedo anda al acecho, cuando sus belfos ardientes se detienen en un corazón o en un pueblo, diezma la vida.
La paraliza
La domestica.
La somete a la tortura de una existencia de rodillas.
Y no hay soledad más inmensa.
Y no hay dolor tan invisible.
Y no hay dignidad más derrotada que la que hace temblar la conciencia.
A veces me pregunto dónde están los espejos que nos muestran el pánico con el que existimos.
Dónde se proyecta la imagen objetiva del terror que día a día se incrusta hasta el tuétano para dejar bien atado el silencio y que muramos deprisa o sepultados en la indiferencia.
Conocemos el espanto desde antiguo, lo hemos visto crecer arañando el presente con armas o palabras, con golpes o detenciones, con mordazas o pobreza o desahucios o enfermedades, lo hemos visto colarse por las rendijas de una esperanza que, malnutrida, apenas puede alzar la voz.
Pero, por suerte, el miedo, tan bestia y a la vez tan iletrado, nos deja unas migajas de fuerza para destrenzar las venas del corazón o de los pueblos y que fluya por ellas la simple y rebelde palabra que dice ¡basta!